Los Cinco de

Rakel Cernicharo

Los cinco de

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Por la realización de este reportaje Rakel Cernicharo y Consum entregan 500€ en alimentos a la Protectora Modepran. 

La joven cocinera valenciana, ganadora de la cuarta edición de ‘Top Chef’, empezó a trastear en la cocina de niña, preparando la comida para sus muñecas. A los 13 ya se defendía entre sartenes y cacerolas y a los 14 tuvo su primer accidente en los fogones con quemaduras de tercer grado. Después de estudiar canto y Bellas Artes, se dio cuenta que su auténtica vocación pasaba por dedicarse a cocinar profesionalmente. Tras pasar unos años en Londres donde vivió muy de cerca la cocina vegana y macrobiótica, abrió su propio restaurante, Karak, con tan solo 22 años.  Su energía, su imaginación y una personalidad arrolladora se reflejan en sus creaciones culinarias que le han llevado a conquistar no solo al jurado del popular concurso, sino a todos los aficionados a la buena mesa. 


Aquí van sus "cinco de":

ALMENDRAS

Siempre intento comer 4 o 5 al día por los antioxidantes que tienen, me las como con piel, porque es ahí donde están los nutrientes. Junto con las nueces, creo que son los frutos secos imprescindibles y los utilizo mucho en mis recetas.


CHOCOLATE

Yo no podría vivir sin chocolate. Lo como cada domingo por la tarde cuando llego a casa del restaurante viendo una película. De todos, me quedo con el chocolate negro, por sus muchas propiedades como, por ejemplo, cuidar el esmalte dental. ¡Probadlo!


PAN

El pan es un producto básico. Me encanta hacer mis propios panes. Los como de todo tipo y los uso con todo, con chocolate, con queso, con jamón... y en el restaurante me gusta que cada plato lleve su pan.


TOMATE

¡El tomate de mi tierra! Lo necesito en las noches de verano, con un poco de aceite de oliva y sal. Además, ahora aquí en Valencia hemos rescatado el tomate rosa valenciano y es una maravilla. A éste no le hace falta ni sal, ni aceite de oliva, te lo puedes comer a bocados. Una auténtica salvajada.


HUEVOS

Los huevos me fascinan porque se pueden convertir en mil cosas, un revuelto, una tarta, un crep, una tortilla, pasado por agua... En la cocina los usamos cada día. Pero, sobre todo, me gusta blanquear las yemas, montar las claras, juntarlo todo y comerlo crudo con un poco de gofio (harina de mijo tostada).