Hidratarse bien para vivir mejor

Líquidos y alimentos nos aportan la hidratación que necesita nuestro organismo, aunque no en igual proporción. Según los expertos, debemos beber sin esperar a tener sed. La cantidad de líquidos que debemos tomar depende de la edad, género y actividad física que realicemos.

Salud y BELLEZA

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Aunque sigue considerándose como la hermana pequeña de la alimentación, la hidratación se ha convertido en un factor fundamental dentro de la nutrición y de la salud en general. Además, se vuelve protagonista en las épocas de más calor.

 En este sentido, y de la misma forma que es necesario llevar una alimentación saludable, una ingesta de líquidos adecuada, de manera constante y a lo largo de todo el día, es clave para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Resulta fundamental para contribuir a un mayor rendimiento físico y al mantenimiento idóneo de las funciones cognitivas.

A CADA EDAD SU HIDRATACIÓN

La ingesta diaria recomendada de líquidos es de 2 litros en mujeres adultas y de 2,5 litros en hombres, según indica la European Food Safety Authority (EFSA). En los más pequeños, las recomendaciones varían según la edad: mientras que entre los 4 y los 8 años el consumo ideal de líquidos es de 1,6 litros al día, entre los 9 y los 13 años los niños deberían ingerir 1,9 litros cada día y las niñas 2,1 litros diarios, según indica la EFSA.

Pero… ¿por qué es tan importante que bebamos líquidos de forma continuada? El agua es un nutriente esencial que obtenemos a través de los alimentos y bebidas que consumimos a lo largo de todo el día, pero al contrario que otros nutrientes, este líquido no puede almacenarse en el organismo. De hecho, cada día perdemos entre 2 y 2,5 litros de agua, cifra que se incrementa si, además, realizamos algún tipo de actividad física.

 Según la directora del Grupo de Investigación VALORNUT y catedrática de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid, Profesora Dra. Rosa María Ortega, "se recomienda que un 75-80% del líquido que ingerimos cada día provenga de bebidas y el 20-25% restante de los alimentos".

"Se recomienda que un 75-80% del líquido que ingerimos cada día provenga de bebidas y el 20-25% restante, de los alimentos", según la Dra. Ortega.

BEBER SIN ESPERAR A TENER SED

Para evitar los estados de deshidratación, los expertos recomiendan beber agua u otros líquidos sin esperar a tener sed. Aunque ésta es una premisa sencilla, lo cierto es que son muchos los españoles que sólo beben líquido cuando tienen sed, lo que podría implicar que ya exista una cierta deshidratación en el organismo.

 Aun así, la concienciación de la población sobre la importancia de mantener una hidratación adecuada, sobre todo, en situaciones ambientales determinadas, cada vez es mayor. "Con una deshidratación leve, de tan sólo el 2%, ya resultan afectadas habilidades cognitivas, como la memoria a corto plazo, la atención y la coordinación visio-motora. En niveles superiores, se produce un descenso en la capacidad de alerta y concentración, además de que aumenta el cansancio, la fatiga y la somnolencia", según apunta el presidente de la Fundación para la Investigación Nutricional (FIN), presidente de la Academia Española de Nutrición (AEN) y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Profesor Dr. Lluìs Serra-Majem.

ESPECIAL ATENCIÓN A EMBARAZADAS Y PERSONAS MAYORES

Mantener una adecuada hidratación es importante en nuestra vida diaria, pero cobra especial protagonismo si hablamos de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y de personas mayores.

Según la EFSA, es recomendable que las mujeres embarazas aumenten la cantidad de líquido que ingieren, teniendo en cuenta el consumo de energía que realizan. Pero además, es importante incrementar la ingesta de bebidas durante el periodo de lactancia en 700 ml/día respecto a las no lactantes, lo que supone llegar a los 2,7 litros de líquido cada día.

 En cuanto a las personas mayores, hay que tener en cuenta que la sensación de sed disminuye con la edad, por lo que suelen consumir menos líquido, que les puede conllevar a una deshidratación. En este sentido, se recomienda que este colectivo beba más a menudo y en cantidades más pequeñas para conseguir una hidratación adecuada.

MÁS ACTIVIDAD FÍSICA, MÁS LÍQUIDO

En épocas como la actual, donde el running se ha convertido en una moda de lo más sana,es necesario también hacer hincapié en que las personas que realizan actividad física intensa y prolongada deben hidratarse. Y no sólo mientras se realiza el ejercicio, sino también antes y después. Además, si se participa en competiciones o carreras de larga duración, se debe tomar bebidas específicas que contengan una composición adecuada de hidratos de carbono y electrolitos para compensar el desgaste hídrico.