¿Qué es la dislexia y cómo afecta a la infancia?

Descubre la dislexia y sus impactos en la infancia. Te contamos qué es, cuáles son los síntomas más comunes y cómo afecta en las primeras etapas de la vida.

Cuidado infantil

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Seguro que, en algún momento de tu vida, sobre todo durante la etapa escolar, has oído hablar sobre la dislexia. Pero ¿de qué se trata exactamente? Si nos ceñimos a la definición, la dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que se caracteriza por un deterioro en la capacidad de reconocer palabras, por una lectura lenta e insegura y por una escasa comprensión. Se calcula que este trastorno afecta aproximadamente a uno de cada diez niños o niñas, provocando en ocasiones fracaso escolar. Es fundamental conocer qué es la dislexia para poder detectarla de forma precoz y evitar así mayores complicaciones en el futuro.

¿Cómo se detecta?

Saber detectar y conocer cómo afecta la dislexia puede favorecer la evolución de la persona que la sufre. Por eso, hay que tener en cuenta que la dislexia no solo afecta a la dificultad de la lectura y la escritura, sino que las personas con este trastorno también pueden tener dificultades en la velocidad de procesamiento, en la percepción visual y/o auditiva o en las habilidades motrices, así como en la memoria a corto plazo, la organización o el lenguaje oral.

Conozcamos los principales síntomas de dislexia. Eso sí, es importante recalcar que cada persona con dislexia es única y no tiene por qué presentar todos los síntomas que se nombran a continuación:

  • Problemas de lateralidad.
  • Confusión de palabras con pronunciación similar.
  • Nociones espaciales y temporales alteradas.
  • Cambio del orden de las letras.
  • Lectura con errores.
  • Dificultad para aprender rutinas.
  • Problemas de concentración en la lectura o escritura.
  • Dificultades para organizar pensamientos o mantener la atención.


 

Tipos de dislexia

Si ponemos el foco en los tipos de dislexia que hay, podemos hablar de dos en concreto: la dislexia adquirida y la evolutiva.

  • Adquirida. La dislexia adquirida aparece a causa de una lesión cerebral concreta.
  • Evolutiva. Este tipo es el más detectable en el ámbito escolar y, en este caso, no hay una lesión cerebral concreta que la haya producido.

Pero, además de estos dos tipos, existe otra clasificación dependiendo de los síntomas que predominan en el paciente:

  • Fonológica o indirecta: El niño o niña hace una lectura visual y deduce en vez de leer. Por ejemplo, puede leer “casa” en lugar de “caso”. Pueden leer palabras familiares, pero les resulta complejo leer palabras desconocidas o largas.
  • Superficial: En esta ocasión, el trastorno se encuentra en el funcionamiento visual. Los niños o niñas que la padecen no tienen problemas a la hora de leer palabras regulares, pero sí a la hora de leer palabras irregulares, como pueden ser palabras pertenecientes a otro idioma. Al mismo tiempo, la velocidad se reduce cuanto más larga es la palabra y, por tanto, cometen errores de omisión, sustitución de letras y confunden palabras homófonas, como es el caso de “abría” o “habría”.
  • Mixta: Se encuentran alterados los dos procesos de lectura nombrados anteriormente, el visual y el fonológico, y se cometen errores de carácter semántico.

En definitiva, la dislexia es un trastorno que, al detectarse en edades normalmente tempranas, puede derivar en una baja autoestima, en problemas de conducta, ansiedad o aislamiento. De ahí la necesidad de tener un conocimiento básico en torno a ella, no solo para mejorar los aspectos concretos que se ven alterados, como pueden ser la lectura o la escritura, sino también para no perder de vista la salud emocional de la persona que la padece.