¿Cómo identificar la ansiedad? Síntomas y tratamiento

En este artículo te explicamos qué es la ansiedad y cuáles son sus síntomas para que puedas identificarlos si la padeces. Descubre sus síntomas y tratamiento.

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La ansiedad es una experiencia desagradable que, en los últimos años, sufren muchas personas. Cada vez somos más los que nos enfrentamos a ella en algún momento de nuestra vida. Experimentamos momentos de miedo, desesperación, peligro o anticipación negativa de aquello a lo que nos enfrentamos. Algunos síntomas son las molestias estomacales o intestinales, la aceleración de los pensamientos o del ritmo cardíaco, las dificultades de conciliación del sueño, etc. 

Todos estos síntomas, juntos o separados, pueden ser la antesala de una situación que vayamos a vivir, como hablar en público, enfrentarnos a un examen o cualquier otra, que nos genere sintomatología relacionada con una mayor activación de nuestro sistema nervioso, cuando nuestro cerebro interpreta o identifica la situación como una amenaza para nuestra integridad física o psicológica. Surgen entonces también emociones negativas como miedo, vergüenza, rechazo, etc., que dificultan más el afrontamiento a esta temida situación.

Ahora, dediquemos parte de este artículo a hablar de ese estado de ansiedad continuado en el tiempo que impide un desarrollo diario adecuado y que, de forma abrumadora y persistente, interfiere en nuestra vida.


¿Qué es la ansiedad y cómo se identifica?

La ansiedad es un aviso que, tanto psicológica como físicamente, nos indica que algo de lo que estamos llevando a cabo o deseamos hacer no está yendo bien: percibimos señales cognitivas de anticipación, amenaza o peligro. Cuando estos niveles de activación se mantienen en el tiempo se puede cronificar el curso de la ansiedad, llegando a ser complejo el manejo de la situación ante semejante desproporción de reactividad.

Los síntomas más comunes pueden ser físicos, cognitivos, conductuales y emocionales. A continuación se enumeran algunos. La combinación de dos o más de estos síntomas mantenidos en el tiempo son los que provocan muchas consultas en salud mental, sobre todo a psicólogos.


FÍSICOSCOGNITIVOS*CONDUCTUALESEMOCIONALES
dolor muscularaceleración del pensamientoquerer escaparsentir peligro
dolor de cabezarumiaciónevitar la situaciónamenaza
tensión muscularanticipaciónno querer actuarmiedo
sudoración / palpitacionespensamientos negativosparalizaciónvergüenza
respiración entrecortadadificultad de concentraciónfatigaculpa
mareos / vértigospreocupación excesivadificultades del sueñossentimientos de incompetencia

                                  *pensamientos


Negar la existencia de los síntomas de alerta, o no hacer caso a su presencia, es un aspecto característico de personas inmaduras, que no desean enfrentarse a la realidad. Esto puede acarrear serias consecuencias. Actuar de forma evitativa y no resolver el problema de raíz hace que este se alargue en el tiempo y que gane terreno la inestabilidad afectiva y emocional.

A nivel fisiológico, nuestro cuerpo reacciona secretando adrenalina y cortisol, que nos preparan interiormente para la huida o la defensa. Lo que está ocurriendo es una reacción adaptativa que nos prepara ante el peligro o la amenaza. Son síntomas filogenéticos: a nuestros antepasados les pasaba lo mismo cuando iban a cazar.

Es verdad que hoy en día no nos sentimos amenazados por fieras salvajes de las que defendernos, pero nuestro cuerpo, como el de nuestros antepasados, sigue reaccionando de la misma forma. La realidad es que ¿cómo es posible que esto sea así, si el peligro no es tan amenazante?

Inicialmente no podemos cambiar la reactividad fisiológica, pero sí que podemos realizar cambios en las esferas anteriormente descritas (físicas, conductuales, cognitivas y emocionales), para manejar el impacto psicológico de la ansiedad. Así, cambiaremos nuestra fisiología y estilo de afrontamiento ante una situación potencialmente ansiógena.


¿Un ataque de ansiedad es peligroso?

Los ataques de pánico o de ansiedad son reacciones extremadamente amenazantes y aterradoras. No obstante, conviene indicar que, si no hay patología física cardiorrespiratoria de base, no son peligrosos desde un punto de vista médico, aunque pueda llegar a ser necesaria la intervención de uno en el transcurso del mismo.

Son episodios pasajeros, aunque cuando se sufren parecen inacabables. Generalmente, en un ataque de pánico los síntomas alcanzan un punto álgido en unos minutos para posteriormente disminuir de forma gradual.

Puede ocurrir que tengas la sensación de perder el control, aunque no es una sensación real. Sientes que algo terrible va a suceder, pero en realidad no es así. Un aspecto clave para superar los ataques de ansiedad es aprender a controlar las reacciones para disminuir la intensidad de los síntomas.

¿Qué técnicas son adecuadas para manejar la ansiedad?

Aunque no es la única técnica, suele recomendarse la práctica de la relajación: es una herramienta que puede facilitarte el manejo de situaciones potencialmente amenazantes o peligrosas.

Algunas otras técnicas son:

  • Respiración profunda y consciente: sin necesidad de estar viviendo una situación que nos desborde, está probado científicamente que basta un solo minuto realizando esta respiración para obtener beneficios físicos y emocionales. Toma aire lentamente durante cuatro a seis segundos, mantén la respiración durante cuatro segundos y luego exhala despacio durante otros cuatro o seis segundos. Repite este proceso hasta que sientas que se ha reducido el estado de alerta. Quizá necesites más de un minuto. Este ejercicio, practicado de forma diaria varias veces al día, permite afrontar las situaciones de estrés más incómodas. Si lo haces 5 veces al día, durante 3 o 5 minutos, en tan solo 15 o 25 minutos estarás mejor. Requiere práctica diaria durante todos los días para obtener el mayor beneficio.
  • Mindfulness: práctica de atención plena. Técnica basada en el ejercicio de focalización en el momento presente. Ayudan en estas prácticas los anclajes (por ejemplo, la respiración). A su vez nos preparamos para no hacer nada más que respirar y dejar pasar sin juzgar cualquier pensamiento y/o emoción que surja durante la práctica. Lo normal es que hagan acto de presencia: permitiremos su presencia sin juicios.
  • Practica ejercicio físico: el ejercicio libera endorfinas, que son sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo y que ayudan a reducir la tensión muscular. Facilitan un mejor descanso.
  • Hábitos de sueño saludables: respetar el descanso debe ser una prioridad si no deseamos que los niveles de ansiedad aumenten. Tener rutinas de sueño básicas (sin dispositivos dos horas antes y dormir ocho horas) es muy necesario.



Tratamiento de la ansiedad

Solicitar ayuda profesional si la ansiedad causa deterioro en tu día a día es necesario para evitar una escalada de nuestra activación del sistema nervioso.

El abordaje principal se hace desde la psiquiatría con fármacos (ansiolítico y antidepresivos) y en psicología con psicoterapia, principalmente con técnicas cognitivo-conductuales que se centran en identificar y cambiar patrones de pensamiento, desregulación emocional y comportamiento que contribuyen a la ansiedad.

Es importante saber que la ansiedad se produce por la activación del sistema nervioso, por lo que cualquier persona puede tener esta situación en algún momento de su vida. Lo importante es saber identificar y aplicar de una forma sana y adecuada las estrategias y habilidades para su manejo.

No es un signo de debilidad, sino una respuesta natural con la que hemos de aprender a lidiar. Se puede aprender y alcanzar una vida plena y feliz.