Protege el Medio Ambiente desde la cocina

Emplear el lavavajillas en lugar de fregar a mano, utilizar la olla a presión o consumir productos de temporada. Hay muchas prácticas que podemos llevar a cabo desde nuestra propia cocina para contribuir a minimizar el impacto ambiental.

Es Eco, es Lógico

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A continuación, te proponemos unos consejos para hacerlo posible:

PRODUCTOS LOCALES

Este tipo de productos tienen como característica principal que su origen está a menos de 100 kilómetros de su lugar de venta. Esto, contribuye por una parte, a la riqueza de la zona, puesto que todos los productores son locales y, por otra, a reducir la huella de carbono derivada del transporte, puesto que cuanto más cerca está el destino, menos combustible se necesita para transportar el producto. Esto se aplica a cualquier tipo de producto: frutas, verduras, pescados, carnes, etc.

PRODUCTOS DE TEMPORADA

Los alimentos de temporada son más frescos, sabrosos y duraderos, además de económicamente más asequibles. Por lo que respecta a frutas y hortalizas, se trata de ser respetuosos con los ciclos de vida de cada producto, recolectándolos solo cuando están en su punto óptimo de maduración. Y en cuanto al pescado, se recomienda consumir aquellos que cumplan con las tallas mínimas, según la especie. Por ejemplo: 20 cm para merluza o el lenguado, 11 cm para sardinas y salmonetes o 9 cm para el boquerón, etc. Es importante fijarse siempre en el etiquetado del producto para consultar su origen.

EVITAR EL DESPERDICIO

Según el último informe del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente (Magrama), los hogares tiran 1.326 millones de kilos de alimentos al año, lo que supone 25,5 millones de kilos a la semana o, lo que es lo mismo, 1,3 kilos de alimentos por hogar, que representa el 4,5% de todos los alimentos que se compran. Para evitarlo, podemos hacer varias cosas: en primer lugar, aprovechar las sobras para cocinar otros platos (croquetas, empanadillas, sopa, etc.), organizar las compras en base a un menú semanal para evitar que se estropeen los alimentos, congelar aquello que no vayamos a usar, etc. Se trata de hacer un uso responsable de aquello que compramos.


AHORRAR ENERGÍA

Los hogares consumen más de una quinta parte de toda la energía que se emplea en España, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE). De hecho, la cocina es la estancia de la casa que más energía consume. Un hogar medio consume cerca de 4.000 kilovatios-hora (kWh) al año, y solo el frigorífico, el horno, la vitrocerámica y el lavavajillas acaparan más del 30% de esta cantidad. Para reducir el consumo, puedes optar por placas de inducción, usar ollas, sartenes y cacerolas con un diámetro igual o ligeramente superior al de la zona de cocción, usar ollas a presión e, incluso, aprovechar el calor residual de hornos y placas de cocina, apagándolos 5 minutos antes de terminar de cocinar. Por otra parte, utilizar el lavavajillas en lugar de fregar a mano u optar por el microondas en lugar del horno, en algunas ocasiones, puede ayudar a reducir, considerablemente, el consumo energético.

OJO CON EL AGUA

Utilizar la lavadora o el lavavajillas solo cuando estén totalmente llenos, puede ayudarnos a ahorrar entre 2.500 y 2.800 litros de agua cada mes. Además, el tipo de lavado también influye en el consumo, tanto de agua como de luz. Procura utilizar los lavados ‘eco’ o de menor duración.


DESCONGELADO DE ALIMENTOS

Consiste en descongelar la cantidad justa de alimento congelado (en un recipiente limpio e impermeable) en el frigorífico y consumirlo o cocinarlo en las siguientes 24 horas. Es la manera segura de que el alimento recupere su aspecto, sabor y olor originales. Descongelar bajo el chorro de agua es una mala práctica, que además de derrochar agua, reduce la calidad gastronómica del producto ya que el cambio brusco y rápido de temperatura afecta a las condiciones organolépticas del alimento.

DESPUÉS DE USAR, RECICLAR

• Los residuos: desde las pieles de frutas y verduras hasta los posos de café, las servilletas de papel o los restos de pasta o galletas, pueden aprovecharse para hacer compostaje y enriquecer los cultivos.

El aceite usado: ¿sabías que puede servir para realizar jabones o, incluso, para elaborar biodiésel? Llévalo siempre al contenedor específico del ecoparque.

• La basura: distinguir los residuos entre papel y cartón, vidrio y envases es imprescindible y debemos incluirlo dentro de nuestros hábitos cotidianos.