Menos es más: vivir con menos es eco

El minimalismo es un estilo de vida. Te contamos por qué vivir con menos es más eco para el planeta y, en consecuencia, mejor para ti.

Es Eco, es Lógico

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El minimalismo es una filosofía de vida que se centra en lo esencial, en ser capaz de vivir con poco y en revalorizar las prioridades del individuo, prescindiendo de lo superfluo. Este concepto está íntimamente ligado al medio ambiente, ya que el minimalismo promueve un mundo sostenible.

Aunque el minimalismo no es incompatible con el capitalismo, sí que surge como contrapunto del consumismo excesivo. Sus inicios se encuentran en los años 60 en EE.UU, relacionado con el mundo del arte. El término minimalismo fue acuñado por el filósofo inglés Richard Wollheim, en un artículo para la revista Art Magazine, del año 1965.

Qué es el minimalismo

El minimalismo significa prestar menos atención a nuestras posesiones, rechazando la idea de que la felicidad está ligada a tener y tener. Se centra y focaliza en lo realmente importante, en la esencia.

Para comprender el estilo de vida minimalista, debemos simplificar todos los aspectos de la vida y reducirlos a su expresión más sencilla. En resumen, reducir la vida a lo esencial. Sin embargo, eso no significa que tener bienes materiales sea algo malo. El problema radica en la importancia que le damos a las cosas o las ataduras que nos provocan las posesiones.

Para el minimalismo debemos vivir con pocas cosas, simplificar, vivir de manera más sencilla y sostenible. Significa reducir el uso y consumo de posesiones materiales. Pero esto no significa vivir con escasez o pasar penurias. Lo que hace un minimalista es identificar lo que necesita, lo que aporta valor a su vida, y se queda solo con eso, eliminando sus ansias consumistas. Esta filosofía de vida hace que se viva en espacios libres de trastos, solo con lo que cumple un propósito, sin acumular objetos.


 

Cómo aprender a vivir con menos

  • Puedes empezar por limpiar un área de tu casa que utilices bastante y desechar los objetos que no usas para organizar los elementos funcionales. Esto te permite tomar decisiones sobre lo que es importante y lo que no.
  • En el minimalismo, la palabra eliminar no siempre significa ‘tirar‘. Los objetos que ya no tienen utilidad para un individuo pueden ser muy útiles para otros. Donar herramientas, ropa, muebles, utensilios o juguetes es una buena opción.
  • La frase «por si lo necesito» no tiene cabida en el minimalismo.
  • Comprender que las cosas pueden ser muy convenientes para nuestra vida, pero no indispensables, es fundamental para dejar atrás la obsesión de «tener» y dirigirnos hacia el «ser». Para conseguirlo, un ejercicio puede ser poner en una lista las diez cosas que te son imprescindibles para tu vida. Luego, imagínate que solo puedes quedarte con la mitad, con cinco. Tacha las cinco cosas a las que renunciarías. Después, piensa que solo te puedes quedar con dos, así que tacha de la lista otras tres cosas de las que te desprenderías. Si has sido capaz de hacerlo, ya sabes de qué ocho cosas podrías prescindir.
  • Limpia y ordena tu casa, pensando en lo que es realmente importante. Te darás cuenta de que no son necesarias tantas cosas, tantos muebles. Además, tendrás mucho más tiempo para ti, ya que tendrás menos cosas que arreglar y que limpiar.
  • Si tienes que comprar algo, selecciona aquellas empresas que sean más sostenibles, que respeten las condiciones laborales dignas, que consuman menos energía y recursos… Y compra solo lo que necesites, sin dejarte influir por la publicidad, las modas o la sociedad. Deja de compararte con los otros ni desear lo que tienen los demás. Enfócate en lo que te hace ser realmente feliz.
  • Aplica el principio «entra uno, sale uno». Esta estrategia te ayudará a mantener tu número de pertenencias controladas. Cuando compres algo nuevo o aceptes un regalo, comprométete a tirar, vender o donar algo parecido que ya tienes.