5 consejos para comprar contra el desperdicio

Cerca de un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se desperdician cada año, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este problema no solo afecta el medio ambiente, sino que también tiene un impacto económico significativo para las familias. Con una planificación adecuada y hábitos de compra más conscientes, es posible minimizar este desperdicio.

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Consejos prácticos para hacer la compra de manera eficiente y sostenible

1. Planifica tus comidas

  • El primer paso para evitar el desperdicio alimentario es la planificación de las comidas. Dedica unos minutos cada semana para decidir qué platos vas a preparar y qué ingredientes necesitas para ello. Al tener un menú claro en mente, puedes crear una lista de compras precisa y evitar comprar en exceso o adquirir productos que no usarás.
  • Elige recetas que tengan ingredientes comunes para aprovechar todo lo que compres.
  • Ten en cuenta lo que ya tienes en casa antes de añadir productos a la lista.
  • Piensa platos que puedan reutilizarse para que sirvan para varias recetas.

2. Haz una lista de la compra detallada

  • Una lista de la compra detallada es tu mejor aliada para evitar comprar productos innecesarios. Además de incluir lo que realmente necesitas, agrupa los productos por secciones (frutas, verduras, lácteos, etc.) para ahorrar tiempo en el súper y evitar tentaciones.
  • Lleva la lista al supermercado y cíñete a ella.
  • Utiliza aplicaciones móviles para ayudarte a llevar un control sobre lo que consumes y necesitas reponer.
  • Si compras grandes cantidades, asegúrate de tener un plan para consumir o conservar los productos antes de que caduquen.

3. Compra de forma consciente

  • Elige productos locales y de temporada: más frescos y sabrosos. Tienen una vida útil más larga, ya que no han pasado largos periodos de transporte o almacenamiento.  
  • Presta atención a las fechas de caducidad de los productos. Es importante no confundir la fecha de “consumo preferente”, que indica que el alimento puede perder calidad después de esa fecha, pero aún es seguro consumirlo, con la de “caducidad’, que marca cuándo el producto ya no debe consumirse.
  • Céntrate en las cantidades que necesitas y no te dejes llevar por promociones que impliquen comprar más de lo que consumirás.
  • Lleva tus propios recipientes reutilizables al mercado o a la tienda de alimentos a granel.
  • Compra productos que vengan en envases reciclables o biodegradables siempre que sea posible.



4. Aprovecha todo lo que compras

Uno de los mayores desafíos es aprender a aprovechar los alimentos al máximo para evitar que terminen en la basura. Esto implica usar todas las partes de los ingredientes y encontrar maneras creativas de reutilizar las sobras.

Consejos para evitar que los productos caduquen:

  • Coloca los productos más antiguos delante para usarlos antes.
  • Revísalos regularmente para asegurarte de consumir los que están más cerca de caducar. Además, aprovecharás mejor el espacio para lo que realmente utilizas.

Ideas para reducir el desperdicio:

  • Utiliza las cáscaras y los restos de verduras para hacer caldos o sopas.
  • Si tienes frutas maduras, conviértelas en batidos, mermeladas o compotas.
  • Congela alimentos antes de que se echen a perder. Muchos productos frescos, como el pan o las verduras, pueden congelarse y usarse más tarde.
  • Si cocinas de más, guarda las sobras para consumirlas al día siguiente o transfórmalas en nuevas recetas.

5. Conserva más y mejor los alimentos

Una de las principales razones por las que los alimentos se desperdician es porque no se almacenan correctamente. Diferentes alimentos requieren distintos métodos de conservación para mantenerse frescos durante más tiempo.

Consejos para conservar mejor los alimentos:

  • Frutas y verduras: algunas deben guardarse en la nevera, mientras que otras, como los plátanos y los tomates, es mejor dejarlas a temperatura ambiente.  
  • Pan: congélalo si no vas a consumirlo en unos días.
  • Hierbas frescas: guárdalas con los tallos en agua o en bolsas herméticas con un papel de cocina húmedo para prolongar su vida útil.