Carga mental: qué es y cómo prevenirla
Carga mental son los síntomas que se empiezan a sufrir después de un esfuerzo mental continuado. Te contamos las medidas preventivas más eficaces para prevenirlo.
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¿Quién no se ha encontrado en ocasiones sorprendido por un montón de tareas que llevar a cabo?; ¿qué puedo hacer si ya no puedo más? Me siento mal…, ¿qué me está ocurriendo? Llevar a los niños al colegio, pasar por la tintorería, reunión con el jefe antes de comer, llevar a tu hijo a la actividad extraescolar, cita con el médico... ¡Es horrible! Esa sensación de no llegar y sentir que un día más se acumula todo lo que hay que hacer.
Qué es la carga mental
El esfuerzo que supone a nivel físico y mental afrontar una semana con sensación de ser corredor de velocidad y de fondo a la vez, hace incompatible vivir con serenidad el día a día.
El estrés fue definido en los años 70 por McGrath como “el desequilibrio sustancial percibido entre la demanda y la capacidad de respuesta del individuo, bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias percibidas”. Si se mantiene elevado el nivel de presión mucho tiempo produce un estado llamado de resistencia. Y si continúa el estrés, superando la tolerancia de una persona, se llega al agotamiento, con las consecuentes alteraciones funcionales y orgánicas.
La sobrecarga mental supone un alto estado de tensión que debe mantenerse para conseguir un resultado concreto, que implica la necesidad de procesar, manejar y utilizar mucha información para tomar decisiones, independientemente, del ámbito del que se trate (familiar, profesional o personal). Esto conlleva un conjunto de elevadas exigencias a las cuales nos enfrentemos.
Si continúa el estrés, superando la tolerancia de una persona, se llega al agotamiento
El nivel de exigencia, el manejo del estrés, el esfuerzo psicológico para atender las diferentes tareas, la atención y concentración, el esfuerzo intelectual, no poder o no saber delegar y el desarrollo tecnológico, son algunos de los desencadenantes que nos abocan a la sobrecarga mental.
Bien por no tener adecuados recursos o habilidades mentales para hacer frente a las exigencias externas (lo que nos piden los demás), o bien por no manejar las internas (el nivel de exigencia que nosotros nos ponemos para la realización de las diferentes tareas), suponen un esfuerzo que acaba por generar cansancio.
Síntomas de la tensión mental
¿Dónde está el equilibrio entre las tareas que tenemos que llevar a cabo y la preocupación que éstas implican? Supone adaptar las exigencias de la tarea a nuestras capacidades, de tal forma que, en el caso de no poder llevarla cabo, lo más importante es pedir ayuda.
Si no lo hacemos, podemos llegar a sufrir estrés, que es el conjunto de reacciones físicas, fisiológicas y psicológicas que experimentamos cuando sometemos a nuestro cuerpo a una demanda que le sobrepasa.
¿Cuáles son esos síntomas de estrés? Aumento de la tasa cardíaca (palpitaciones), dolor y tensión muscular o articular, dificultades para respirar, dolores de cabeza, molestias gastrointestinales, preocupaciones, cansancio, irritabilidad, dificultad para tomar decisiones, para concentrarse, confusión, dificultades para expresar qué nos ocurre, temores, etc.
Medidas preventivas para evitar la carga mental
-Lo primero de todo será cuidar la alimentación y el ritmo de sueño, procurando, si fuera preciso, realizar algunos descansos a lo largo de la jornada para evitar la sobrecarga que nos lleve a elevar en exceso ese fuerte nivel del cansancio físico y mental.
-Realizar actividad física deportiva dos o tres veces a la semana.
-Buscar actividades de ocio y tiempo libre.
-Compartir las preocupaciones con alguien cercano.
-Fomentar un espíritu y pensamiento positivo.
-Mantener vínculos de amistad con personas sanas y alegres.
-Aprender técnicas de relajación.
-En último término, si los síntomas persisten, más de dos o tres semanas, acudir a un especialista para que nos atienda y oriente según nuestras circunstancias y necesidades.