¿Cómo superar la soledad? Consejos para afrontarla
La soledad nos genera tristeza y, en muchos casos, problemas de depresión. Este artículo te ayudará a saber cómo afrontar la soledad para salir de ella.
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Desde esta redacción nos gustaría que este artículo sirviera para rendir homenaje a aquellos que nos han dejado como consecuencia de la pandemia por el COVID-19.
Desde mediados de marzo, hemos tenido ocasión de vivir, un altísimo porcentaje de la población mundial, un hecho insólito. De un día para otro, de forma encadenada y en un periodo muy corto de tiempo, los gobiernos de todas las naciones tuvieron que adoptar medidas drásticas ante la pandemia más importante del último siglo. Para frenar la propagación de la enfermedad, debíamos confinarnos en casa, pasando a vivir, en muchos casos, sin compañía alguna, ni contacto físico.
El COVID-19 daba paso a la muchas veces deseada soledad, que, con las semanas, se ha convertido para muchos en una temida situación que ha complicado las vidas de muchas personas.
Este tipo de soledad provoca síntomas de tristeza y, en ocasiones, problemas para regular nuestro estado de ánimo (ansiedad o depresión). Este artículo te ayudará a conocer qué es la soledad y saber cómo afrontarla.
¿Qué es la soledad y cuáles son sus causas?
Todos nos hemos sentido solos alguna vez. Los sentimientos de soledad son subjetivos, pues la experiencia es diferente en cada persona.
La soledad no es estar solo; no es necesario estar rodeado de personas para sentirse acompañado, de la misma forma que, el contrario, no implica estar apartado y encontrarse solo. Se trata de una respuesta emocional, no una respuesta física. Determina nuestro bienestar y depende de las expectativas que tenemos de la recompensa social y las relaciones de éxito que tenemos con los demás.
Cuando experimentamos la soledad estamos más irritables, irascibles, más proclives a mostrarnos nerviosos.
Mantenido en el tiempo este estado, pueden sobrevenir los síntomas de ansiedad y de depresión, pudiendo llegar a afectar a nuestra salud mental y física.
Suele ser en situaciones de cambio en nuestra vida cuando podemos sentir la soledad de forma más agudizada: ante la ruptura de una relación, un cambio de trabajo o de domicilio, o un cambio en la rutina diaria ante un inesperado giro vital. Nos enfrentamos a una mezcla de miedo, dolor y desesperanza: la temida soledad, causante de muchas muertes prematuras.
Cuando experimentamos la soledad estamos más irritables, irascibles, más proclives a mostrarnos nerviosos.
¿Cómo sobrellevar el miedo a estar solo?
- Decidirse a afrontarlo. Como ocurre con todos los miedos, es necesario reconocer ese temor y decidirse a afrontarlo. No es extraño que asuste, pues genera mucha incertidumbre y, lo humanamente natural, es evitar ese dolor.
- Autocuidarse. La segunda decisión es tomar partido por el autocuidado. Para afrontar el miedo hay que prevenir momentos de cansancio, procurando dormir las horas de sueño necesarias, una alimentación equilibrada y sana, así como mantener una actividad física saludable entre 30 y 45 minutos, al menos, 4 días a la semana. Es muy conveniente realizar alguna actividad en este sentido, encaminada al manejo del nerviosismo y la inquietud. Realizar ejercicios de relajación y mindfulness ayuda a fortalecer nuestro sistema nervioso y facilita mejorar un estilo de afrontamiento, más seguro y tranquilo.
- Distraerse y quedar. Establecer un horario con actividades, tanto distractoras, como sociales. Quedar con amistades, aunque haga tiempo que no quedemos. Mejor si es en pequeño grupo que en grupo numeroso, así será más fácil poder manejar los contactos y recordar, posteriormente, lo que hayamos comentado. Es bueno esforzarse por integrarse en grupos de excursión, senderismo, teatro u otra forma de actividades grupales. Ante situaciones más sencillas, con gente cercana de nuestro entorno, intentar dedicar unos minutos a prolongar o mantener una conversación.
- Abandonar hábitos no saludables. Es conveniente también abandonar hábitos no saludables. Encerrarnos en las redes sociales es fácil cuando sufrimos sentimientos de soledad. Es como una excusa moderna para relacionarnos con los demás. Sin embargo, no suele ser así, pues la tendencia es a parapetarnos en éstas, para no afrontar el temor y pensar que puede servir de escaparate para un salto social.
- Adiós al victimismo. Pero lo más importante es no ceder a las emociones negativas. No es bueno pactar con ellas. Es fácil caer en el victimismo, pero no reporta beneficios, como cuidarse y enrolarse en actividades encaminadas a la mejora personal.