Mi perro no quiere comer: ¿por qué?
¿Tu perro no quiere comer y no sabes por qué? Puede deberse a diversas razones y no hay que pasarlas por alto. Te las contamos todas.
Mascotas
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No es frecuente encontrarse con esta sentencia, pues la voracidad de los perros es prácticamente indiscutible. Sin embargo, puede pasar. En ese caso, lo más importante es no preocuparse, sino ocuparse del asunto. Es muy posible que haya una causa detrás del cambio de comportamiento de nuestro can, y será conveniente analizar la situación a fondo para encontrar una respuesta.
Si nuestro perro no quiere comer pienso, probablemente se deba a dos razones principales: a la inapetencia (es decir, la falta de apetito) o a la incapacidad (que quiera comer, pero que, por algún motivo, no pueda hacerlo). Vayamos paso a paso para entender por qué en algunas ocasiones, por ejemplo, mi perro no quiere comer y solo toma agua. Todo, como verás, tiene una explicación.
Empecemos por la inapetencia. Las enfermedades metabólicas, hepáticas o renales; las infecciones, los cambios en el entorno, una dolencia en el tracto gastrointestinal o una intoxicación pueden ser solo algunos de los motivos por los que el perro no quiere comer. A veces, no obstante, todo es más simple de lo que parece: puede que, a nuestro perro, sencillamente, no le guste el pienso que está comiendo.
Esto no quiere decir que necesariamente hayamos cambiado de marca o tipo de comida (las razas de perros pequeños son especialmente reticentes a las novedades), sino que puede que nunca le haya gustado y llegue un punto en el que se niegue a probar más. En este sentido, una forma de saber si esta es la causa de su falta de apetito es variar el tipo de alimento que damos a nuestro perro.
Por otro lado, si nuestro perro no quiere comer y está decaído quizá se deba a algo más relacionado con las emociones. Hay canes que pueden relacionar ciertos alimentos con situaciones desagradables o experiencias negativas y rechazarlos automáticamente. Otras veces, puede que la comida no les resulte suficientemente apetitosa. También pueden darse situaciones de estrés, depresión o tristeza, cambios ambientales (por ejemplo, ante el cambio de las estaciones) o épocas de celo, que pueden alterar el comportamiento de nuestro amigo peludo.
Otra cosa bien distinta es la siguiente: el perro no quiere comer y le suenan las tripas. En este caso, quizá no haya una falta de apetito, sino una imposibilidad de ingerir alimentos, algo que se puede deber al dolor provocado por alguna patología; a alguna enfermedad en la cavidad oral; a la presencia de algún cuerpo extraño en boca, esófago o tracto gastrointestinal; sarro, o infecciones fuertes en la boca. Por ejemplo, una de las patologías que se considera más relacionada con la falta de apetito de los perros es la anosmia, una disminución del sentido del olfato debido a una inflamación que afecta a la mucosa nasal.
Ante la duda, y sobre todo si esta situación se alarga en el tiempo, es mejor acudir a nuestro centro veterinario de confianza para contar con la opinión de un profesional. Para ello, los métodos de diagnóstico más comunes son la radiografía dental, el examen radiográfico de la cavidad abdominal o torácica, la ecografía, la endoscopia o el análisis de sangre y orina, entre otros.
En algunos casos, puede que el can tenga que ser ingresado en el hospital veterinario para proporcionarle tratamiento de hidratación intravenosa al animal. Intenta no preocuparte en exceso. Por norma general, los perros toleran bien este tipo de solución y, si es lo que nos recomienda el profesional en cuestión, debemos hacerle caso.
¿Qué puedo hacer si mi perro no quiere comer?
Qué hacer si mi perro no quiere comer es una premisa evidente en este contexto. Si todavía no tenemos claro si llevarlo al veterinario, porque sospechamos que simplemente se ha aburrido del pienso que le estamos dando, lo mejor es experimentar con otros sabores y marcas para ver si conseguimos que recupere el apetito. Eso sí, cualquier cambio en la dieta de nuestro perro debe ser progresiva.
En este sentido, se recomienda incorporar alimentos húmedos, que suelen ser más fáciles y agradables de ingerir y digerir. Si el can los rechaza por estar fríos, podemos probar a calentarlos. Otras formas de suscitarle curiosidad por la comida es utilizar comedores puzle para perros o dispensadores de comida que puedan estimularles al tiempo que se alimentan. Además, podemos ofrecerle el alimento en la mano para ver si en este caso reacciona mejor, y combinarlo con pollo o huevo cada cierto tiempo.