Tipos de apego en adultos

Conoce los tipos de apego que existen en los adultos: apego de pareja, de familia y hasta de amistades. ¿Cómo identificar qué tipo de apego es seguro y cuál no?


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El apego es una relación emocional que implica un intercambio del adulto con el menor recién nacido a lo largo del primer año de vida, respecto a la atención y el cuidado que este recibe.

Las raíces de la investigación sobre el apego comenzaron partiendo de la teoría del amor, del afamado Sigmund Freud. La investigación y el desarrollo de la teoría del apego corresponde al prestigioso psicólogo-John Bowlby-, y surgió en la década de 1960. Compartía con Freud que las experiencias tempranas en la infancia son importantes para el desarrollo de la personalidad. Asimismo, añadía un componente evolutivo: la ayuda en la supervivencia. Según indicaba Bowlby-, “la propensión a crear lazos fuertes emocionales entre individuos es un componente básico en la naturaleza humana”.

Estilos y características del apego

Hoy en día, los psicólogos reconocen cuatro estilos de apego que se caracterizan por las diferentes maneras que tenemos de interactuar y comportarnos en nuestras relaciones. A lo largo de la primera infancia, el estilo de apego se asienta según sea la interacción entre los niños y sus padres. Posteriormente, en la edad adulta, el estilo de apego se utiliza para describir los patrones en las relaciones con otras personas, especialmente las amorosas.

Hay tres propuestas fundamentales dentro de la teoría del apego: que los niños sean criados con la confianza de que el cuidador estará disponible para ellos-, que crezcan en un entorno estable y sin disrupción parental-  y el que define que la confianza de los niños se forja durante un periodo crítico de tiempo (desde que nace hasta los doce meses).


¿Cuáles son los tipos de apego?

Hoy en día los psicólogos identifican cuatro tipos de apego.

  • Apego seguro: las personas con apego seguro desarrollan relaciones de confianza y duraderas, tienden a tener una buena autoestima -y una buena referencia de ellos mismos y los demás, mantienen una buena red de apoyo social, disfrutan de las relaciones íntimas y tienen la capacidad para compartir sentimientos y afectos con otras personas.


  • Apego ambivalente: suelen ser personas desconfiadas, que perciben un alto malestar ante la separación y/o ausencia de la figura de referencia, se muestran desconsoladas y pueden llegar a mostrarse irascibles y agresivos agresivas hacia aquellas. Como adultos suelen reaccionar mal ante la cercanía de los demás, muestran preocupación cuando sus parejas no los aman y sienten angustia cuando las relaciones terminan.


  • Apego evitativo: los niños tienden a evitar a sus padres y cuidadores; es posible que no rechacen su atención, pero tampoco buscan consuelo y contacto, y tratan a sus figuras de referencia como completos extraños. El adulto evitador tiene problemas en las relaciones íntimas- y dificultades para incluir emociones en las relaciones sociales y románticas, y evita compartir pensamientos y sentimientos con otros.


  • Apego desorganizado: las acciones y respuestas ante los cuidadores suelen ser de evitación y resistencia en la edad adulta; cuando mantienen este comportamiento evitativo suelen parecer confundidos, aturdidos, aprensivos e, incluso, con el tiempo tienden a invertir sus papeles actuando como padres siendo menores y manifestando comportamientos regresivos cuando son adultos.

Derivado de estos estudios, se puede concluir que los vínculos románticos de los adultos parecen corresponderse con los vínculos de la primera infancia, y no hay duda de que la relación con nuestros cuidadores inicial juega un importante papel en el desarrollo futuro de los mismos.