Vinos para principantes: nociones básicas

¿Estás descubriendo el mundo del vino? Entonces no te puedes perder estos tips. Te traemos unas nociones básicas sobre el vino para principiantes.

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Vino para principiantes

Como dicen algunos expertos, la sed la calma el agua, pero el vino acompaña los momentos y genera recuerdos alrededor de la mesa. Una buena degustación de vino a la hora de comer o cenar hace que ese instante se transforme en un momento especial. Además, los «caldos», como se refieren los sumilleres a los vinos, son los acompañantes perfectos para celebraciones, tertulias… Incluso, ir a comprar un vino ya forma parte de la experiencia de disfrutarlo, por eso los que los elaboran sienten gran orgullo por los vinos que hacen, ya que saben que forman parte del disfrute de las personas. 

Precisamente, compartir vino es una de las cosas que nos puede ayudar a conocer y aprender más sobre ellos, ya que su degustación en grupo siempre genera que se puedan compartir matices, impresiones y comparaciones con otros caldos. 

Así que, cuantos más vinos probemos, mejor sabremos qué tipo nos gusta más o menos, ya que, para empezar a entender de vinos, tenemos que empezar por saber qué es lo que más nos gusta observándolo, oliéndolo y, sobre todo, probándolo y disfrutándolo.


Vino para principiantes

5 cosas que debes saber sobre vinos

  1. La copa. Debemos sujetar la copa por la zona del tallo o la base para evitar calentar el vino con nuestras propias manos. Haremos girar la copa suavemente desde la base en pequeños círculos hacia ambos lados. Con este movimiento observaremos, por un lado, cómo caen las lágrimas de vino: a menor velocidad de caída, mayor densidad y, por lo tanto, más graduación alcohólica. Y por otro, cómo salen los diferentes aromas al oxigenar el vino.
  2. La temperatura. Acabemos con los falsos mitos de que el vino blanco tiene que estar frío y el tinto, a temperatura ambiente. El vino blanco se toma más frío que el tinto, pero, obviamente, un vino muy frío no sabe a nada, por lo que tiene que mantener la frescura, pero no estar helado. Y en cuanto al vino tinto, la temperatura adecuada entre la que debe oscilar es entre 15 y 17 grados en las zonas más frías de nuestro país; si vivimos en una zona más cálida podemos llegar, perfectamente, a los 14 grados para degustarlo. No olvidemos que el término «temperatura ambiente» se acuñó en Francia a finales del siglo xvii; por tanto, debemos mantener el vino tinto, también, a la temperatura recomendada anteriormente. 
  3. El color. Si observamos el color del vino podemos averiguar si es un vino más joven o tiene más edad. Por ejemplo, en los vinos blancos, si distinguimos tonos amarillos, pálidos, pajizos o verdosos, estamos ante un vino joven que está en su primer o segundo año y que viene de una zona más fría. Mientras que si el amarillo es más intenso, tirando a oro, el vino tiene más edad, ha sido fermentado en barrica o es un vino dulce. Con los tintos, aunque a primera vista todos nos puedan parecer del mismo color, si el tono es más carmín o teja, significa que estamos ante un vino más viejo. 
  4. Probar vinos de la misma tipología de uvas, pero de diferentes denominaciones de origen a la vez para entender bien los matices que tiene cada zona. También podemos hacerlo con las mismas uvas de diferentes países. Así aprenderemos a diferenciar por tipo de uva, pero también de zona. 
  5. Guardar las etiquetas de los vinos que más nos gusten. Conforme vayamos probando vinos, podemos ir guardando las etiquetas de los que más nos hayan gustado y así saber qué variedades de uva contiene, si el vino es joven o viejo y la zona de la que procede. Es un buen método para empezar a saber diferenciarlos.