Beneficios de tocar un instrumento en la infancia

Descubre cómo tocar un instrumento beneficia el desarrollo de los niños y mejora su coordinación, su concentración, su creatividad y sus habilidades sociales.

Cuidado infantil

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La música es un lenguaje universal que ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Más allá del disfrute y de la emoción que despierta, numerosos estudios respaldan su capacidad para enriquecer nuestro desarrollo a múltiples niveles. En particular, los beneficios de tocar un instrumento son muy positivos, especialmente cuando se empieza desde la infancia. Te contamos por qué.

¿Qué habilidades cognitivas se desarrollan en el aprendizaje de un instrumento?

Tocar un instrumento es mucho más que una habilidad artística: es una herramienta integral de aprendizaje. Y es que la música potencia nuestras habilidades cognitivas de forma global, activando y estimulando áreas del cerebro relacionadas con la memoria, la atención, el lenguaje, la coordinación o la creatividad.

Por ejemplo, tocar un instrumento implica leer partituras, comprender el ritmo y controlar la ejecución, lo que permite desarrollar la memoria y reforzar la atención sostenida y la capacidad de concentración. También desarrolla el pensamiento lógico e incluso ayuda en la resolución de problemas de una forma más eficaz. Numerosos estudios evidencian, de hecho, que los estudiantes que reciben formación musical suelen obtener mejores resultados escolares.



La música también fomenta la perseverancia, la constancia y la disciplina. Repetir distintos pasajes, pulir la técnica o aprender una nueva canción requiere de este tipo de aptitudes que, a su vez, son extrapolables a otros ámbitos de la vida cotidiana.

Por último, pero no menos importante, la música también tiene relación con el trabajo en equipo y con la colaboración. Pertenecer a una orquesta, a una banda o a un coro requiere de coordinación con los otros componentes del grupo y enseña valores tan esenciales como aprender a respetarse y a escuchar a los demás. Todo esto, a su vez, promueve el liderazgo, la empatía, la comunicación y el apoyo mutuo; habilidades que son muy importantes para relacionarse con el entorno y que resulta fundamental incentivar desde la infancia.

¿Cuáles son los efectos de la música en el cerebro?

Los efectos de la música en el cerebro son sorprendentes. Numerosas investigaciones señalan que tocar un instrumento musical es una de las maneras más eficaces de impulsar la inteligencia y de entrenar el cerebro. No solo ayuda a trabajar la conectividad neuronal, también requiere que varias partes del cuerpo participen, por lo que contribuye al desarrollo psicomotriz y, en última instancia, fortalece la neuroplasticidad.

Pero no se quedan ahí los beneficios de tocar un instrumento. La música también favorece la expresión emocional y permite liberar tensiones, conectar con uno mismo y comunicar sentimientos complejos. Improvisar, componer o interpretar melodías tiene mucho que ver con la creatividad, la innovación, incluso con el pensamiento crítico. Se considera que tocar un instrumento también ayuda a preservar la salud cerebral, y las personas que han mantenido este hábito desde jóvenes presentan menor riesgo de deterioro cognitivo en edades avanzadas.



¿Qué importancia tiene la música en la educación infantil?

Por todo lo anterior, la importancia de la música en la educación infantil es incuestionable. Desde muy pequeños, niños y niñas muestran una conexión natural con el ritmo, los sonidos y las canciones. Y esto no solo les divierte, que también, sino que (a la vista está) propicia el desarrollo del lenguaje, la atención, la coordinación motora y la memoria.

Incluir la música en la educación infantil, además, promueve la socialización, el trabajo en equipo, la empatía y la autoestima en una edad en la que todas estas cuestiones son especialmente relevantes. Cantar en grupo, tocar instrumentos o participar en actividades musicales crea un entorno de diversión y confianza en el que los niños pueden crecer emocional y cognitivamente. Por si fuera poco, la música también ayuda a establecer rutinas y a canalizar emociones, lo que proporciona estructura, seguridad y previsibilidad, cuestiones esenciales para el bienestar y el equilibrio de la infancia.

La música no solo entretiene, también educa, transforma y conecta. Los efectos de la música en el cerebro y los beneficios de tocar un instrumento son profundos y duraderos; por eso, incorporarla en la vida diaria (y especialmente desde pequeños) es una inversión en salud emocional, desarrollo intelectual y bienestar.