Apego infantil: qué es, fases y cómo afecta
Explora el apego infantil y sus etapas. Descubre su impacto en la edad adulta y aprende a crear un vínculo seguro con los niños. ¡No te lo pierdas!
Cuidado infantil
Comparte
¿Qué es el apego infantil?
El apego infantil se refiere al vínculo afectivo que se establece entre el niño y su cuidador principal en los primeros años de vida. Este vínculo es la primera relación significativa que experimentan los bebés y tiene un impacto crucial en su desarrollo emocional, social y psicológico. Se manifiesta a través de comportamientos como la búsqueda de proximidad, el consuelo en situaciones de angustia y la confianza en que el cuidador estará presente para brindar apoyo.
Esta teoría fue desarrollada por el psiquiatra británico John Bowlby y enriquecida posteriormente por Mary Ainsworth. Esta teoría sostiene que los niños nacen con una predisposición biológica para formar vínculos afectivos con sus cuidadores principales, por lo que el apego tiene una función evolutiva: asegurar la proximidad a una figura protectora, lo que aumenta la probabilidad de sobrevivir. Este lazo afectivo-emocional es importante, desde una perspectiva de seguridad física, y proporciona una base sólida para el desarrollo emocional, psicológico y social de los niños.
La importancia del apego en el desarrollo
El apego es la base sobre la que los niños construyen su comprensión del mundo y de sí mismos. Un apego seguro con el cuidador principal permite al niño sentirse protegido y confiado, lo que le anima a explorar su entorno y desarrollar habilidades sociales y cognitivas.
En contraste, cuando el apego es inseguro o inconsistente, el niño puede desarrollar dificultades para confiar en los demás o regular sus emociones. Estos primeros vínculos moldean las expectativas que el niño tendrá en futuras relaciones, influyendo en cómo interactuará con otras personas y cómo se enfrentará a los desafíos emocionales a lo largo de su vida.
Fases del apego en la infancia
El apego es un proceso gradual que evoluciona en varias fases:
1. Fase preapego (0-2 meses):
Fase de proximidad y protección. El niño capta la atención
de un adulto cercano, normalmente la madre. Comienza a
reconocer señales sensoriales, como el olor y la voz.
2. Formación del apego (2-6 meses):
Los bebés comienzan a distinguir entre las personas que
están regularmente presentes y aquellos que no lo están.
3. Consolidación del apego (6 meses - 2 años):
Hay una búsqueda de proximidad y uso del cuidador como
“base segura” para explorar el mundo.
4. Formación de una relación recíproca (a partir de los 2 años):
El niño adquiere habilidades lingüísticas y cognitivas, comienza a entender que el cuidador tiene obligaciones, permitiendo que la relación de apego sea más equilibrada y que empiece a desarrollar mayor autonomía.
Cómo afecta el apego en la niñez en la edad adulta
El tipo de apego que un niño desarrolla en sus primeros años de vida tiene profundas repercusiones en su vida adulta. Mary Ainsworth, a través de su estudio “la situación extraña”, identificó varios patrones de apego que influyen en el comportamiento de las personas a lo largo de sus vidas:
- Apego seguro: los adultos confían en los demás, son capaces de intimar emocionalmente y tienen una autoestima equilibrada.
- Apego ansioso-ambivalente: son adultos dependientes emocionalmente y temen el abandono, lo que los lleva a comportarse de manera posesiva o demandante, necesitando reafirmación de que son queridos. Experimentan altos niveles de ansiedad en sus relaciones.
- Apego evitativo: tienden a evitar la intimidad emocional y suelen ser autosuficientes. Son percibidos como distantes o fríos en sus relaciones, pudiendo tener dificultades para establecer relaciones profundas y satisfactorias.
- Apego desorganizado: vinculado con experiencias de abuso o negligencia. Suelen tener comportamientos contradictorios en sus relaciones, alternando entre la necesidad de cercanía y el temor a ella. Propensos a desarrollar trastornos emocionales y tener dificultades para establecer relaciones estables.
Apego seguro
Promover un apego seguro requiere consistencia, empatía y un entorno que equilibre el apoyo con la libertad, creando las condiciones necesarias para que el niño crezca con seguridad emocional y confianza en sus relaciones.
Cómo crear un apego seguro en la infancia
El apego seguro se construye a través de interacciones consistentes, cálidas y receptivas entre el cuidador y el niño. Estrategias clave para fomentarlo:
- Responder de manera consistente a las necesidades del niño, respondiendo de manera coherentemente a sus necesidades emocionales y físicas (llanto, consuelo, apoyo y protección).
- Proporcionar un entorno predecible, estableciendo rutinas para comer, dormir y jugar con atención afectiva, trasladando así seguridad y estabilidad.
- Fomentar la exploración, ofreciendo un equilibrio entre apoyo y libertad. Los cuidadores pueden animar al niño a descubrir el mundo por sí mismo, brindándole a la vez consuelo y apoyo.
- Brindar apoyo emocional disponible, mostrando empatía y validación hacia las emociones del niño cuando se siente angustiado o confundido. Esto le ayuda a aprender a regular sus propias emociones.
- Crear un vínculo afectivo a través del juego, que le permita aprender habilidades sociales, expresión emocional y el desarrollo de confianza en sí mismo.