Buñuelos de calabaza: cómo hacer los auténticos buñuelos valencianos
Las Fallas, fiesta grande de València y su provincia, pero que también celebran bastantes poblaciones de la Comunidad Valenciana, son sinónimo de pólvora y ambiente festivo, pero también de una de las tradiciones gastronómicas más arraigadas y que se remonta ni más ni menos que al siglo XIX: los buñuelos de calabaza.
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El origen de este típico dulce valenciano empezó junto con las Fallas, cuando el gremio de carpinteros de València obtuvo permiso del ayuntamiento para sacar a la calle las maderas que les sobraban de sus trabajos y así poder quemarlas en hogueras. Este justo es el punto de partida de las actuales Fallas, tan conocidas en el mundo entero y reconocidas desde 2017 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Justo alrededor de la hoguera, se colocaban unos bidones de hierro a modo de fogón y se calentaba el aceite con la misma leña, friendo en él los ricos buñuelos que la gente iba comiendo mientras duraba el fuego. De ahí salieron precisamente las primeras ‘buñoleras’ (persona experta en hacer buñuelos).
Hoy en día se siguen haciendo los buñuelos en la calle, sustituyendo desde hace muchos años los bidones de hierro por cocinas a gas y sustituyendo el anís o el aguardiente con el que se acompañaban dichos buñuelos por un rico chocolate caliente.
Cómo hacer buñuelos de calabaza: la receta
La receta de los buñuelos ha ido pasando desde el siglo XIX hasta nuestros días de generación en generación y todavía se sigue haciendo de la misma manera, aunque como se suele decir, ‘cada maestrillo tiene su librillo’. Con unos ingredientes tan sencillos como calabaza, levadura, harina, agua y sal, se consiguen unos bocados muy crujientes por fuera y esponjosos por dentro.
Puedes encontrar todos estos ingredientes en tu Consum más cercano o en nuestra tienda online:
Ingredientes para 8 – 10 unidades
• 250 g calabaza hervida
• 125 g de harina de repostería
• Caldo de calabaza
• 5 g de levadura fresca
• Aceite de oliva
Elaboración
• Hervir la calabaza cortada en trozos hasta que esté blanda. Cuando esté lista la sacamos, pasamos por agua fría y retiramos la piel. Reservamos el caldo.
• Trituramos la calabaza en un bol con un tenedor hasta que se quede manejable. Agregamos un poco de harina, un poco de caldo y desmenuzamos la levadura fresca, mezclamos todo muy bien. Cuando todo esté bien unido agregamos el resto de la harina y vamos agregando caldo de calabaza poco a poco hasta que quede una masa ni muy líquida ni muy consistente. Tapamos con film transparente y dejamos que doble su volumen. Aproximadamente debe pasar media hora.
• Calentamos el aceite en una sartén honda a fuego medio y con las manos mojadas en agua, cogemos un poco de masa haciéndole un agujero en el centro. Lo dejamos caer en la sartén y lo freímos 1-1,5 minutos, dándole la vuelta a mitad de cocción.
• Sacamos el buñuelo del aceite y lo dejamos encima de un plato con papel de cocina para que empape el aceite sobrante.
• Una vez estén fríos, podemos comerlos untados en azúcar y acompañados de un buen chocolate caliente.
Tradicionalmente, la forma de buñuelo redonda con un agujero en el centro se ha hecho a mano, cogiendo una bola de masa y poniendo el dedo pulgar en el centro antes de dejarla caer sobre el aceite muy caliente. Para los menos mañosos, hoy en día venden unas cucharas, llamadas ‘buñoleras’, que ya llevan la forma redonda del buñuelo y nos ayudan a freírlos y que se queden perfectos.
Dicen los expertos que el secreto de los buñuelos reside en la calidad de los ingredientes, sobre todo de una buena harina de trigo, y también de cómo se trabaja la masa y se deja reposar y, por supuesto, del tiempo que están dentro del aceite, que recomiendan que no pase del minuto o minuto y medio.
También se puede sustituir la calabaza hervida por la calabaza asada. Si es el caso, como no tendréis caldo de cocción, tendréis que usar agua templada.