La dieta planetaria pone el foco en reducir los efectos dañinos de la contaminación y del cambio climático. ¡Cuida tu cuerpo y el planeta!

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La prestigiosa revista The Lancet publicó un estudio de la Comisión Internacional EAT, una asociación formada por treinta y siete científicos expertos en salud, sostenibilidad, economía, política y agricultura de dieciséis países, que propone un nuevo sistema de alimentación mundial sostenible que proporcione alimentos saludables para una población en crecimiento: la dieta para la salud planetaria.

Según este informe, siguiendo algunos patrones de alimentación beneficiosos para todos, se podrían reducir globalmente las emisiones de gases de efecto invernadero de origen alimentario en al menos un 30% o la pérdida de vida silvestre en hasta un 46%.  

En esta misma línea, Hispacoop ha publicado recientemente su Estudio sobre el impacto ecológico de los hábitos alimentarios de la población española, que concluye que existe una elevada concienciación respecto al impacto medioambiental de los hábitos alimenticios, ya que más del 80% de los encuestados consideran necesario realizar cambios en los hábitos relacionados con la comida. Además, siete de cada diez consideran que ya actúan de ese modo, es decir, ya planifican su compra, la realizan en establecimientos de proximidad, cocinan productos frescos, no desperdician alimentos y llevan una dieta equilibrada y saludable.


¿Qué es la dieta planetaria?

La dieta planetaria, o dieta para la salud planetaria, es una propuesta de alimentación basada en mejorar la salud humana y reducir el impacto ambiental de nuestra actividad con respecto a la alimentación. Esta dieta se basa en la evidencia científica de que una alimentación saludable y sostenible puede contribuir a la salud del planeta y de las personas. Se basa en los siguientes principios:

  • Consumo de alimentos vegetales: se basa en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos.
  • Bajo consumo de carnes rojas: promueve el consumo de proteínas de origen vegetal, como las legumbres y los frutos secos, y limita el consumo de carnes rojas y procesadas.
  • Reducción del consumo de alimentos procesados y azucarados: limita el consumo de alimentos procesados y azucarados, como los refrescos, los dulces y las comidas rápidas.

Cómo hacer la dieta planetaria

La dieta planetaria no es una dieta estricta o una prohibición de alimentos, sino una guía para fomentar una alimentación sana y respetuosa con las personas, los animales y el planeta. Sus consejos son:  

  1. Aumenta tu consumo de alimentos vegetales: añade más frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos a tu dieta. Puedes hacerlo poco a poco, sustituyendo algunos alimentos de origen animal por alimentos vegetales.
  2. Reduce tu consumo de carnes rojas: limita el consumo de carnes rojas a no más de una o dos veces por semana. En su lugar, consume proteínas de origen vegetal, como las legumbres y los frutos secos.
  3. Limita el consumo de alimentos procesados y azucarados: reduce el consumo de alimentos procesados y azucarados, como los refrescos, los dulces y las comidas rápidas.
  4. Cocina en casa: cocinar en casa te permite controlar los ingredientes y la cantidad de alimentos que consumes. Además, es una forma de preparar alimentos saludables y sostenibles.
  5. Consume alimentos de temporada y locales: los alimentos de temporada y locales son más frescos y tienen un menor impacto ambiental. Busca alimentos locales y de temporada en tu área.

Beneficios de la dieta planetaria

  • Cercanía: invita a comprar cerca de casa evitando el coche para impulsar el comercio local y disminuir la emisión de gases de efecto invernadero.
  • Temporalidad: comprar frutas y verduras de temporada ayuda a reducir la emisión de gases contaminantes. Consumir pescados de temporada contribuye a la pesca sostenible y protege el ecosistema de los océanos.
  • Proximidad: la dieta planetaria evita consumir productos que provengan de zonas remotas.
  • Ecología: la agricultura ecológica tiene en cuenta factores como el tipo de suelo y el clima, por lo que los cultivos suelen ser más resistentes al cambio climático y retienen más CO2 que la agricultura intensiva.
  • Eficiencia y ahorro energético: promueve el uso de electrodomésticos más eficientes y baratos y métodos de preparación que gasten menos energía. También promueve el consumo de más alimentos crudos.
  • Aprovechamiento: el derroche de alimentos es responsable del 10% de los gases de efecto invernadero que produce la humanidad.