Entrena tu autoestima: claves para aceptarse uno mismo

La importancia de aceptarse uno mismo hace referencia a la manera en que uno se percibe, se imagina, siente y actúa. Esta percepción va formándose a lo largo del tiempo, según se van interiorizando las vivencias, siempre influidas por los valores del contexto sociocultural en el que se vive.

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Desde la primera infancia, el entorno en el que uno se desarrolla, va ofreciendo información sobre la bondad/utilidad de lo que hace, lo que es y cómo es. Estos conceptos van sentando las bases del concepto que cada uno va configurando de sí mismo.

El autoconocimiento es un arma de doble filo, por un lado tiene mucho que ver con el progreso del ser humano, pues le permite regular su conducta y la de los demás, aprender del pasado, predecir lo aún no experimentado y transmitir conocimientos. Pero por otro, hace inevitable el sufrimiento si no se aceptan ciertos aspectos, si se aumenta el valor negativo del momento o se tiende a anticipar un futuro difícil.

ASPECTOS QUE FAVORECEN LA INSATISFACCIÓN PERSONAL 

Desarrollar un buen autoconcepto no es fácil. Aceptar tanto los rasgos personales que agradan como los que no gustan es complejo, porque reconocer una cosa no es lo mismo que aceptarla. Los rasgos más representativos son:


 •  Factores sociales y culturales: la sociedad actual promueve un ideal que se relaciona con la alta autoestima, el atractivo y la competencia personal.

•  Modelos familiares y escolares: los estilos educativos basados en críticas y burlas hacen a la persona más vulnerable.

Vivir en armonía con uno mismo es la primera tarea del ser humano.

• Características personales: la inseguridad, la baja autoestima, las dificultades en el logro de la autonomía, los sentimientos de ineficacia, etc. Son factores que favorecen la negatividad.

• Respuestas de escape frente a situaciones difíciles: evitar situaciones incómodas, sentimientos de insatisfacción y vergüenza sobre la realización personal.

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA SUPERARLA?

Cuando lo que vemos de nosotros mismos no nos gusta, cuando nos centramos en nuestra buena o mala imagen, en si somos menos inteligentes que los demás, o tenemos menos suerte, por ejemplo, necesitamos algunas orientaciones sobre desarrollo personal. Gael Lindenfield propone algunas ideas al respecto.


• Revisar los objetivos que se quiere alcanzar y asegurarse que son realistas: en ocasiones se pretende ser como alguna persona a la que se admira o como los demás desearían que fuéramos, en lugar de intentar mejorar la propia personalidad.

• Analizar los propios puntos fuertes y débiles: algunas prácticas como, por ejemplo, buscar tres ocasiones que en los últimos seis meses nos hayan hecho sentir bien y su autoestima estaba alta y otras tres ocasiones en las que se sentía inestable, pueden ayudar a localizar las fortalezas y debilidades personales.

• Consolidar los puntos fuertes: con frecuencia, cuando nos sentimos mal la razón es que no utilizamos nuestras capacidades, porque las hemos olvidado en nuestra obsesión por las debilidades y dificultades. Revisar y recordarse a sí mismo esos puntos fuertes, haciendo un repaso de logros personales, puede fortalecer la autoestima.

• Reforzar los puntos débiles: sin duda, todos debemos aceptar y vivir con algunas cualidades que son inferiores a otras. Es importante comprobar que no se están magnificando poniéndolas en un lugar protagonista en nuestra vida. Asumir los aspectos positivos de sus debilidades (‘mi timidez controlada no me impide relacionarme, y me permite ser mejor observador y saber escuchar’).

Proveerse del ‘combustible’ necesario para impulsar la autoestima:

- Una dieta nutritiva y equilibrada.
- Oxígeno procedente del ejercicio y del aire libre.
- Actividades creativas e intelectualmente estimulantes.
- Reacciones motivadoras y estimulantes de los demás.

Vivir en armonía con uno mismo es la primera tarea del ser humano, estamos preparados biológicamente para enfrentar situaciones muy complejas y adaptarnos a los cambios, pero para estas batallas es importante no llevar el ‘enemigo’ dentro.