Fases del amor: las etapas en una relación de pareja
Las fases del amor existen y en cada una la relación con nuestra pareja evoluciona. Descubre cómo es cada fase y qué la caracteriza. ¿Comenzamos?
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Muchos haríamos nuestra la frase “El amor no pasa nunca”. O al menos así lo querríamos en el mejor momento de una relación. Además, para que no pasara nunca, querríamos que se detuviese el tiempo… Todos reconocemos y recordamos momentos de nuestra vida en los que, gracias al cariño que damos y al que recibimos de otras personas, se ha conseguido cambiar una situación que se resistía: “Nadie se resiste al amor”.
Cuáles son las fases del amor
La relación con la persona querida pasa por cambios y adaptaciones de uno con otro y viceversa, consiguiendo, así, nuestra mejor versión: si no se madura como persona, no se mejora como pareja.
- Enamoramiento o deslumbramiento. Algunas características son: atracción irresistible, alto estado de felicidad que impide olvidar a la persona querida, necesidad de estar junto al otro y un elevado nivel de admiración.
- Adecuación. Aquí la curiosidad, atracción y el enamoramiento son más pronunciados. Son importantes los gestos, las características físicas, no se reconocen, ni se notan, las diferencias: si hay alguna, se piensa que “no es gran cosa” o en un “ya cambiará”. Apenas hay conflictos y se procura dar lo mejor de uno mismo. Suele durar entre dos y cuatro meses.
- Estabilización. El atractivo físico persiste, se fortalece la confianza; se actúa de manera más relajada y natural, permitiendo un mejor conocimiento del otro; se aceptan las diferencias que pueden enriquecer la convivencia y también los primeros roces, sinsabores y quejas. En este contexto aparece la pregunta respecto al fin de la relación: ¿hacia dónde vamos como pareja? El diálogo y compartir algunos afectos, sentimientos, reacciones y pensamientos facilitan las respuestas; se estabiliza la relación y se toman las primeras decisiones como pareja.
- Compromiso. Cuando parece estar asentada la relación. Comprendemos y compartimos valores, estilo de vida, metas presentes y futuras: personales y de pareja; se establecen lazos de unión con la familia política, las amistades de cada uno; las conversaciones son abiertas: se planifica a medio y a largo plazo. Implica un paso de madurez emocional decidido y el cuestionamiento, no exento de dudas, de la viabilidad de la relación.
Tips para mantener vivo el amor en la pareja
¿Es verdad que el amor se acaba? Como ocurre a menudo cuando se trastocan las cosas, sin delicadeza, con derecho y sin respeto, la siembra puede no dar buenos frutos. El primero: siempre educación y respeto. No sirve eso de que “yo soy así”, porque entonces solo nos buscamos a nosotros mismos: ¡eso en una relación de pareja no funciona!
¿Qué haríamos si al inicio de una bonita relación nos augurasen poco tiempo? Cuidarla como si no tuviéramos otra cosa entre manos. Acomodarse en la relación no es una buena costumbre. Dedicar tiempo semanal de calidad a estar juntos y preparar o hacer algo especial: en la monotonía es fácil encontrar algo distintivo que alegre a nuestra pareja.
- Discúlpale. Discúlpate. ¡Cuánto daño hace a la pareja querer tener razón! ¿No es mejor tener amor? No es darle al otro la razón, como a los locos. Ponte en sus zapatos: observa y piensa qué ha podido llevar al otro a hacer lo que haya hecho. Quizá en su situación, hubieras hecho lo mismo; y si eres tú el que ha causado dolor, reconcíliate. No acabes el día sin sintonizar con tu pareja diciendo la “palabra mágica”: perdón.
- ¡No te quejes! Y mucho menos, de la familia política. Los rencores, igual que las quejas, van siempre en aumento si no tienen un freno. Habla siempre bien de tu pareja, delante de ella y a sus espaldas.
- No estropees lo que va mal. Las personas hacemos las cosas lo mejor que podemos, pero, en alguna ocasión, podemos empeorar las cosas. Si crees que hay un problema, no esperes que sea el otro quien haga algo para arreglarlo. Plantéate: ¿qué puedes hacer para que la situación mejore?
- Sin secretos. En todas las parejas hay polémicas. Es muy recomendable tener ocasión de hablar con tu pareja de todo: no puede haber secretos en la pareja. Puede haber diferencias que, en todo caso, deben enriquecer la relación, pero en ningún caso causar distancia.