¿Se nace o se hace?
¿Se nace con un talento o una condición, o se pueden ir adquiriendo a lo largo de la vida? Una pregunta y un debate clásico que tiene respuestas científicas.
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La curiosidad por saber qué nos hace ser como somos viene de muy lejos. A lo largo de la historia, la psicología se ha ocupado de desarrollar teorías sobre la formación de la personalidad, combinando este término con los de temperamento y carácter. Algunas de ellas, ponen más énfasis en los aspectos genéticos o de temperamento, y otras, en los ambientales o de carácter.
- El temperamento está formado por las predisposiciones heredadas que se mantienen estables a lo largo del desarrollo y que no se modifican a través de los procesos de aprendizaje.
Estas predisposiciones serían: evitación del daño, búsqueda de novedad, dependencia de la recompensa y persistencia.
- El carácter se va estructurando a lo largo del desarrollo a través de mecanismos socioculturales aprendidos, como son los valores y creencias, las metas, las estrategias de afrontamiento, etc. Es decir, depende de las experiencias vividas se va formando el conjunto de características que tiene cada uno.
- La personalidad se nutre de ambos, se puede definir como el conjunto de características que tiene una persona y que influye de forma única sobre su pensamiento, su motivación y su comportamiento en determinadas situaciones. Aunque es uno de los conceptos más estudiados por la psicología, aún no tiene una única definición que sea admitida por toda la comunidad científica.
Innato vs aprendido
Cuando hablamos de alguien solemos utilizar sólo alguno de sus rasgos de personalidad para definirle, el más destacado o el que más nos influye. Por ejemplo, se puede decir de alguien que es muy perfeccionista porque es una de las características más visible de su comportamiento.
Pero la realidad es que somos un conjunto de rasgos, tanto físicos como psicológicos, que se han ido configurando a lo largo del desarrollo. Todos ellos son importantes porque nos ayudan a adaptarnos al mundo y en definitiva a vivir.
Ese conjunto de rasgos nos dirige hacia modos particulares de percibir las cosas, de interpretarlas, de sentirlas y de actuar sobre ellas. Se trata de un proceso dinámico que no está completamente determinado ni por nuestra genética, ni por nuestras experiencias.
Aunque los rasgos de personalidad que se van generando desde la infancia son bastante resistentes al cambio, todos podemos cambiar lo aprendido y sustituirlo por esquemas alternativos. Es importante el autoconocimiento para poder enfrentar esos cambios.
Eneagrama de la personalidad
Una herramienta muy útil para el autoconocimiento es el Eneagrama de la Personalidad, desarrollada por los psicólogos Óscar Ichazo y Claudio Naranjo, que está siendo utilizada tanto por psicólogos y psiquiatras en terapia, como por empresas para el desarrollo del autoliderazgo y de la inteligencia emocional.
Se trata de una propuesta de clasificación de la personalidad que postula nueve tipos básicos. Estos se combinan en función de dos factores: la forma en que se aborda la relación interpersonal y la sensación mental interna.
Cuando se viven situaciones estresantes o desfavorables, la persona puede presentar un desplazamiento de su actitud o temperamento básico que, a través del trabajo personal y la autodisciplina, se puede superar.
TIPOS DE ENEGRAMA DE LA PERSONALIDAD
1
Son personas perfeccionistas, autoexigentes y críticas consigo mismas. Tienden a frustrarse y a acumular altos niveles de ira interior. Suelen pensar que su punto de vista es el acertado.
2
Son las personas centradas en ayudar a los demás. Necesitan mucho afecto y piensan que cuanto más ayuden más les querrán. Les gusta sentirse necesitadas.
3
Personas que necesitan sentirse valoradas. Centradas en el éxito y muy pendientes de su imagen. Suelen ser muy productivas y conseguir lo que se proponen.
4
Son personas con una sensibilidad especial, suelen sentirse diferentes a los demás. Tienen altibajos emocionales al sentirse incomprendidas. Son empáticas y creativas.
5
Suelen ser personas autosuficientes que se sienten incómodas hablando de sentimientos. Son muy claras y comprenden con facilidad, acumulan información pero les cuesta pasar a la acción.
6
Son personas cargadas de miedos que temen tomar decisiones, les invade la ansiedad por posibles problemas futuros. Pueden parecer seguras, pero les invade la incertidumbre. Suelen ser buenos amigos.
7
Son personas divertidas que buscan el disfrute, que temen sufrir. Son entretenidas y positivas. Huyendo de situaciones dolorosas pueden no comprometerse y no profundizar en nada.
8
Se guían por el sentido de la justicia, quieren tener el control y les gusta estar al mando sin someterse a la voluntad de los demás. Son líderes y tienen fuerte personalidad.
9
Son personas pacificadoras que huyen del conflicto, no saben lidiar con el enfado. Tienden a infravalorarse y les cuesta mucho expresar sus necesidades.