Vinos ecológicos, comprometidos con el entorno
Aunque en España el consumo de vinos ecológicos ha empezado a despertar en la última década, en Europa este tipo de vinos son habituales desde hace años. Debido al desconocimiento en este ámbito, al consumidor le surgen muchos interrogantes: ¿en qué se diferencia un vino ecológico de uno tradicional? ¿Cómo puedo distinguirlos? ¿Qué beneficios para la salud tiene un vino ecológico respecto al resto?
Es Eco, es Lógico
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Cada vez son más las bodegas que deciden enfocar parte de sus esfuerzos a elaborar vinos ecológicos u orgánicos. La demanda internacional unida a la creciente inquietud por este tipo de vinos, son las razones por las que algunas empresas han dado el salto. Aunque el consumidor de aquí empieza a interesarse cada vez más por este producto, el 80% de la producción se exporta. En 2015, un estudio situaba a España como primer productor mundial en vinos ecológicos.
Las prácticas ecológicas contribuyen a tener un entorno más sostenible y el consumidor cada vez está más concienciado con el medio ambiente. Muchas bodegas han cambiado su manera de entender este tipo de vino. De incluirlos en su catálogo como una decisión meramente comercial, han pasado a apostar por ellos de una forma más ideológica y a involucrarse en su elaboración con el compromiso de mejora y respeto por el entorno.
Para que un vino sea ecológico, debe cumplir una serie de requisitos que se enmarcan dentro de la denominación ‘Agricultura ecológica’, que en España está regulada legalmente desde 1989 y que ha ido adaptándose a las normas europeas a lo largo de los años. Este sello ecológico permite diferenciar el vino y garantiza que el producto final se produce bajo los criterios que establece la Unión Europea.
¿CÓMO SE ELABORA?
Elaborar un vino ecológico supone un esfuerzo adicional para una bodega, ya que para obtener la denominación de cultivo ecológico los viñedos deben pasar un control inicial que dura aproximadamente dos años, durante los cuales se le purga de cualquier posible resto no orgánico. Además, las tasas que tienen que pagar son más altas, por lo que producir un vino ecológico es más caro que uno tradicional. A pesar de ello, los precios para el cliente final se han ido equiparando y ya no existen apenas diferencias entre un vino tradicional y otro orgánico. Desde el principio del proceso, se siguen una serie de criterios que suponen respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad. Para los campos se utilizan abonos orgánicos naturales, de origen vegetal o animal, como el estiércol o el compost. Están totalmente prohibidos los abonos minerales.
Para obtener la denominación de cultivo ecológico los viñedos deben pasar un control inicial que dura aproximadamente dos años
El vino ecológico se elabora a partir de uvas ecológicas certificadas, que deben ser vendimiadas a mano. Para recoger la uva se elige el mejor momento de maduración, normalmente en fechas posteriores a las de los vinos tradicionales. El control de plagas, la conservación y el embotellado del vino deben realizarse sin tratamientos químicos.
No hay que confundir el vino ecológico con el denominado vino natural. Este último se obtiene con el mínimo de intervención posible, tanto en el cultivo, la recogida de las uvas y el proceso de elaboración en la bodega, aunque la procedencia de sus uvas no tiene por qué ser obligatoriamente ecológica. Para distinguirlos a simple vista, basta con mirar si en la contraetiqueta aparece, o no, el sello de agricultura ecológica.
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