Deberes y verano: ¿binomio posible?

Los deberes de verano han sido siempre motivo de debate. ¿Pueden los deberes combinarse con las vacaciones? Descubre qué visiones existen al respecto.

Cuidado infantil

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Cada año, cuando el curso escolar llega a su fin, miles de padres se preguntan si sus hijos, en especial, de los ciclos de Infantil y Primaria, deben continuar haciendo deberes durante el verano o no. Es cierto que los profesores, para estas etapas educativas, suelen recomendar una versión más “light” de lo que son las tareas exigidas durante el curso escolar, como cuadernillos de verano, lectura de libros, resúmenes, dibujos...

Lo cierto es que las vacaciones estivales son más largas que cualquier otro periodo del año, como Navidad y Pascua, y, con ellas, los niños afrontan bastantes semanas de descanso y disfrute, como campamentos, playa, piscina, montaña... Esto hace que las obligaciones y los horarios para levantarse y acostarse sean menos estrictos que durante el año.

Se trata de una decisión muy personal, que, como en todo, tiene defensores y detractores.



Defensores de los deberes de verano

  • Porque a padres y tutores les preocupa que olviden lo aprendido, pierdan la rutina o abandonen el hábito de hacer tareas cada día. Es fundamental que exista una buena comunicación entre el colegio y la familia para que las tareas sean las adecuadas para cada etapa escolar.
  • Realizar algún tipo de tarea implica mantener una rutina y esto refuerza en los niños la responsabilidad, la disciplina y la constancia, en especial, durante las etapas de Infantil y Primaria.
  • Se mantiene el hábito de hacer “algún tipo de actividad escolar”, aunque ésta sea enfocada como si fuera un juego, como los cuadernillos de verano o los de pegatinas y para dibujar. Con la vuelta al cole en septiembre, los niños pueden llevarlos el primer día de clase y ser revisados por los profesores. Para las etapas de ESO y Bachillerato, siempre que se hayan aprobado todas las asignaturas, no se suele recomendar hacer deberes en verano, ya que se entiende que, a esas edades, los niños y adolescentes ya tienen el hábito de leer libros, por ejemplo.
  • Refuerzan lo aprendido durante el curso escolar, de una manera divertida y más breve que lo habitual.
  • Pueden suplir pequeñas carencias que tenga el niño en determinada asignatura o área concreta, al tener más tiempo, pueden practicar más.
  • El periodo vacacional de verano en España es muy largo , por lo que es demasiado tiempo el que transcurre entre la finalización del curso y el inicio del otro.
  • El tiempo debe ser adecuado a la edad de los niños y no debe suponer una carga excesiva que les impida jugar, relacionarse o, simplemente, aburrirse.
  • Leer libros, escribir un diario, pintar, inventar juegos… Hay mil maneras en las que los niños pueden mantenerse activos.

Detractores de los deberes estivales

  • Si el niño se ha esforzado durante el curso, el descanso de deberes es su recompensa.
  • Las obligaciones de los deberes en verano, a veces, consiguen el efecto contrario: los niños pueden desmotivarse ante el estudio y el aprendizaje.
  • El descanso y esparcimiento de los niños es un derecho recogido en el artículo 31 de la convención de los niños de UNICEF de 1989. En concreto, se dice que el niño tiene derecho al descanso, al esparcimiento, a las actividades recreativas que van de la mano con su edad […].
  • Los deberes, en verano, cuando se trata de reforzar alguna materia en la se tienen dificultades, pueden ser percibidos como un castigo, con efectos negativos desde el punto de vista emocional.
  • Las vacaciones deben ser para divertirse y los deberes restan tiempo de ocio, que es necesario para el desarrollo de los niños.
  • Los niños también deben aprender a aburrirse, para dar rienda suelta a su imaginación. También es una excelente oportunidad para enseñarles a ayudar en las tareas de casa, si no lo hacen ya. O que aprendan alguna nueva habilidad, como ser pinches de cocina, así como que se diviertan haciendo deporte.


Término medio

Una postura intermedia consistiría en limitar esas tareas a unos minutos diarios, pero durante todas las semanas, y dejar el resto del día y los fines de semana completamente libres. También hay que tener en cuenta que existen diferentes formas de aprender y que podemos aprovechar las vacaciones para hacer actividades tan beneficiosas como leer, visitar museos o ir al teatro o al cine.