El desayuno: una comida más

Siempre hemos escuchado que el desayuno es la comida más importante del día, pero lo verdaderamente primordial es planificar el desayuno, al igual que el resto de comidas, elegir alimentos con mejor perfil nutricional y alejarse de los productos cargados de azúcares simples y de grasas de dudosa calidad. 

Hoy comemos

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La recomendación de que un desayuno equilibrado debe estar compuesto por un lácteo, un cereal y una fruta está muy extendida, tanto que se ha convertido en una verdad inapelable en nuestra población, alejándose de lo que realmente importa y promoviendo algunas recomendaciones que es importante aclarar y que requieren un cambio en nuestros hábitos alimentarios. En primer lugar, hay que tener presente que el desayuno es una comida más de nuestro día y deberíamos entender que no es imprescindible que contenga estos tres grupos de alimentos. Esto supone una gran diferencia, ya que podría dejar de ser un problema y una preocupación para muchas personas que en su día a día no siguen esta estructura.

Lamentablemente, las prisas y la comodidad marcan la hora del desayuno, por lo que buscar opciones que permitan dejarlas listas la noche anterior o que sean aptas para llevar pueden ser una solución. Es solo cuestión de probar diferentes alternativas.



De todos modos, si prefieres mantener la estructura «lácteo+cereal+fruta» en tu desayuno, te damos algunas pautas:

  • Lácteos: Elige las versiones naturales de los yogures, los quesos y el kéfir mínimamente procesado, para acompañarlos con granola casera y/o fruta fresca, semillas y frutos secos, además de los distintos tipos de leche. También tienen un lugar las bebidas vegetales de arroz, avena, soja y derivados como el yogur fermentado.
  • Cereales: Valora la compra de ingredientes al natural y combínalos. Los copos de avena son el recurso más fácil de usar, pero, claramente, no son el único. Combina varios tipos y añade frutos secos o semillas, especias y fruta fresca o seca. El aroma de vainilla y la canela dan sensación de dulce sin tener que agregar azúcar.
  • Los panes de semillas e integrales son los que deben tener un gran protagonismo. Su acompañamiento puede ir desde el simple aceite de oliva extra virgen, el tomate, el humus o el aguacate hasta unos huevos escalfados o una tortilla vegetal, entre las múltiples alternativas.
  • Recuerda que en la variedad está el gusto y que por lo tanto el arroz, las legumbres y cualquier preparación que incluya harinas integrales (pizza-pasta) representan una elección muy válida.
  • La fruta: Fresca, y mejor todavía si es entera y con cáscara, de temporada y de proximidad. Es primordial tener presente que un zumo no es sinónimo de fruta, ya que los azúcares presentes en el zumo, aunque sea recién exprimido, se consideran azúcares libres, que suelen estar implicados en numerosas patologías crónicas.