Objetos transicionales en niños: ¿Debemos eliminarlos?

Un objeto transicional es un elemento que el bebé elige y donde encuentra consuelo y apoyo cuando comienza a percibir el mundo. ¿Es conveniente quitárselo?

Cuidado infantil

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¿Qué es un objeto transicional y que tipos existen?

Los elementos transicionales son aquellos que el bebé elige para encontrar confort cuando no está en contacto con el adulto. Le sirven para calmarse, relajarse y sentirse protegido. Los objetos de apego más típicos son peluches o mantitas, pero también chupetes o cualquier objeto, como una almohada, un trapo o cualquier otro juguete, que el niño relacione con su madre que es la principal figura de apego. Por eso, el bebé lo busca cuando necesita consuelo, cuando se enfrenta a primeras experiencias o simplemente cuando necesita dormir.

El término “objeto transicional” fue acuñado, a mediados del siglo XX, por el pediatra y psicoanalista inglés, Donald Winnicott, que habla sobre la necesidad de los bebés de poseer, es como su “primer juego”, ya que no son capaces de distinguir la realidad.


¿Es necesario que el niño tenga un objeto transicional?

No todos los niños necesitan un objeto transicional, pero son muchos los que lo tienen. Lo más probable es que haga su elección entre los cuatro y los seis meses de edad y la mantenga durante varios años, hasta los 2/3 años, más o menos, ya que, no hay una regla fija que lo determine. También puede ocurrir que un acontecimiento (la llegada de un hermanito, el inicio del cole, una mudanza...) haga que el niño vuelva a recurrir al objeto de apego que había dejado atrás hacía tiempo.


El niño, poco a poco irá desprendiéndose de él conforme adquiera confianza y madurez.


Un factor a tener en cuenta es que este objeto lo eligen los niños, no lo imponen los padres, por lo que si un niño, no quiere un peluche o una mantita, por mucho que se la den sus padres no la va a querer. Además, los objetos transicionales o de apego son irremplazables, es decir, si un bebé lo pierde, no debemos intentar reemplazarlo por otro, a no ser que el niño decida elegir otro diferente.

Este objeto, reconforta a los más pequeños entre otras cosas porque huele a ellos, y les da seguridad. Lo manosean, lo chupan, lo muerden, por lo que para los niños ese aroma que desprenden les es familiar y les da confianza.

Pero, llegados a una edad, ¿debemos quitar a la fuerza estos objetos? La respuesta de los especialistas es que no, ya que no solo por considerar que ya es “demasiado mayor” para tenerlo, ya que esto es una causa segura de tristeza y angustia en el pequeño. El niño, poco a poco irá desprendiéndose de él conforme adquiera confianza y madurez. En el caso de que no lo haga y nos preocupe, deberemos consultarlo con el pediatra.