Propiedades de la sandía

La sandía, también conocida como melón de agua, es uno de los frutos más saludables y refrescantes para combatir el calor.

Los frescos

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La sandía proviene de Egipto y empezó a cultivarse a orillas del río Nilo. Más tarde, los israelitas extendieron su cultivo a los países mediterráneos y hoy en día, se ha convertido en una fruta típica de climas cálidos y templados. Los principales países productores son: España, Italia, Turquía, Grecia, China y Japón.

Se caracteriza por tener una corteza lisa, dura, con un grosor entre 2 y 4 centímetros y de color verde, verde claro o verde amarillento. Su pulpa puede ser roja, rosa o amarilla, y además suele contener pipas negras y brillantes, marrones o blancas.

Es uno de los frutos de mayor tamaño del mercado y puede alcanzar hasta los 10-15 kilos, aunque los ejemplares más comunes oscilan entre los 3 y los 8 kilos. La producción en España se sitúa entre los meses de junio y septiembre.




Variedades más apreciadas y consumidas

Hoy en día existen más de cincuenta variedades, clasificadas según su forma, color de la pulpa y la piel, peso, período de maduración, etc.


Con semillas:

Sugar Baby (Italia, Grecia y España): Su corteza tiene un color verde oscuro y su pulpa es ligeramente rosada. Contiene mucha agua.

Crimson Sweet (Almería): Es una variedad muy dulce, con la corteza bastante oscura y una pulpa de un color rojo intenso.

Resistent (Valencia): Muy parecida a la anterior, es una variedad resistente y bastante dulce.


Sin semillas:

Reina de Corazones (Almería): Su corteza es de un color verde claro, intenso y brillante, y contiene unas rayas verdes oscuras. Es una variedad muy dulce, con una pulpa rojo intenso y con mucho agua.

Fashion (litoral mediterráneo): Se parece mucho a la sandía tradicional, por su corteza verde oscuro, su pulpa ligeramente rosada y su buen paladar y conservación.


Composición nutricional 

Es una fruta perfecta para el verano por que, al tener tanta cantidad de agua, un 93%, resulta muy hidratante. También contiene licopeno, sustancia responsable del color rosado de su carne.

Es una fruta que apenas aporta hidratos de carbono, así que puede ser consumida por personas diabéticas. Además, como prácticamente no contiene grasas, tiene tanta cantidad de agua y un gran poder saciante.


Usos de la sandía

La sandía es un fruto muy versátil y combina a la perfección con muchos alimentos. Podemos consumirla sola o en macedonia, tanto antes como después de las comidas, en incluso resulta muy interesante para realizar ensaladas, sorbetes, zumos o helados.

Las semillas pueden comerse y, de hecho, en muchos países asiáticos se consumen como aperitivo, tanto tostadas como fritas, incluso hay lugares dónde se utilizan para hacer pan.

 

Consejos de compra y conservación

Para saber si una sandía está madura, debemos comprobar que contiene una mancha de color amarillo cremoso en su corteza, señal que indica la zona de contacto del fruto con el suelo mientras maduraba. Al darle golpecitos con los dedos o la palma de la mano, ésta debe sonar a “hueco”, y en las sandías de color verde oscuro, el rayado de la corteza con la uña debe hacerse con facilidad.

Muchas veces podemos encontrar en el súper medias sandías, perfectas para familias reducidas. Para elegir la mejor, debemos fijarnos en que su carne sea firme y contenga bastante agua.

La sandía entera, gracias a su gruesa corteza, se puede conservar perfectamente durante dos o tres semanas a temperatura ambiente, siempre que esté en un lugar fresco y seco.

Una vez cortada, hay que consumirla rápidamente para que no pierda todo su sabor y propiedades. Conviene guardarla en el frigorífico, pero siempre en la parte menos fría, porque es muy sensible a las bajas temperaturas. Se recomienda no bajar de 7-10 ºC.


Granizado de Sandía

Ingredientes:

- Media sandia sin cáscara y sin pepitas

- 4 cucharadas soperas de agua

- 6 gotas de edulcorante o 2 cucharadas de azúcar


Elaboración:

Corta la pulpa de la sandía a trocitos e introdúcela en el vaso de una batidora. Mezcla con las 4 cucharadas de agua y el edulcorante o azúcar, lo que más te guste. Bátelo todo, introdúcelo en un recipiente y colócalo en el congelador removiendo de vez en cuando. Sácalo del congelador un ratito antes de consumirlo y sírvelo frío. Puedes acompañarlo con una ramita de menta.