Qué ver en Castellón

¿Buscas una escapada de fin de semana donde disfrutar de playa, pueblos con mucho encanto o citas con la cultura y la buena gastronomía? Castellón es tu lugar. Exprime al máximo la experiencia porque no cuentan los días sino los momentos: qué hacer y ver en la provincia de Castellón.

Viajar con gusto

Comparte


¿Qué hacer un fin de semana en Castellón?

Aunque Peñíscola, Benicàssim y Alcossebre son los destinos de playa más habituales de Castellón, con sus arroces y sus platos marineros, la provincia esconde otros lugares con encanto donde aprovechar la naturaleza, disfrutar de entornos singulares y deleitar nuestro paladar con los productos de temporada que nos ofrecen el mar y la tierra.

Cercanas entre sí y enclavadas en la Sierra de Espadán y la Sierra Calderona se encuentran las localidades de Jérica, Segorbe o Montanejos, todas ellas con un atractivo natural común.  El clima estival suave, las opciones para refrescarse en las piscinas naturales y la posibilidad de realizar interesantes rutas a pie convierten a este trío de pueblos, así como a las poblaciones más pequeñas que los rodean en una alternativa más que deseable para pasar unos días de relax. Los embutidos típicos de la zona y la olla segorbina le ponen el lazo final a esta propuesta turística.

Y si la montaña nos llama, no muy lejos de las anteriores, pero con personalidad propia se erige el Peñagolosa. El macizo más alto de la provincia hasta el que se puede acceder a pie por diferentes rutas de mayor o menor complejidad. Una de las más especiales es la que sale de la pintoresca localidad de Vistabella del Maestrazgo, pero si queremos unir mar y montaña también podemos tomar la ruta que une el pico con Castellón de la Plana. Para retomar fuerzas podemos optar por una de las tapas típicas de la provincia, el ximo, un rebozado de atún, huevo y tomate. Si preferimos el dulce también merece la pena probar los panoli, elaborados con harina, limón, anís y rellenos con boniato o disfrutar de los flaons, rosegones o los buñuelos de higo.


Monumentos y arte urbano al aire libre

Por llamativos y originales es imprescindible destacar los pueblos castellonenses de Fanzara y Vilafamés. Este último está estratégicamente situado sobre una mole de piedra con estupendas vistas de los magníficos pinares de pino blanco que rodean los municipios de sus alrededores. Su posición y su estructura amurallada le han valido el título de uno de los pueblos más bonitos de España pero es que la localidad posee, además, iglesias de interés, el palacio gótico del Batlle, sede del Museo de Arte Contemporáneo y la roca grossa, una impresionante piedra que parece congelada mientras caía a la que rodean varias leyendas; entre ellas la que cuenta que, al tocarla, hay que pronunciar tres deseos para que, al menos, uno se cumpla. En el listado de atractivos gastronómicos destacan el tombet, la carne a la brasa con alioli o los dulces almendrados.

Fanzara, con poco más de 300 habitantes y más de un centenar de obras de arte urbano, se ha convertido en uno de los mayores museos al aire libre del mundo. Son las propias calles del pueblo el lugar de expresión de los artistas y su tamaño va en aumento cada año gracias a la cita anual del Museo Inacabado de Arte Urbano (MIAU) en la que los propios vecinos alojan a los artistas.  La cocina típica de la zona se prepara con verduras de temporada, como la olla de col, la de cardo y la de carne de caza, en especial el jabalí. Todos platos contundentes para llevar mejor los rigores de la montaña.