¿Qué ver en la Costa Brava?: lugares imprescindibles
Descubre los encantos de la Costa Brava. Te contamos cuáles son las mejores calas que visitar, los pueblos más bonitos y la comida típica que no puede faltar.
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La Costa Brava, situada en el litoral catalán, es una estupenda zona para pasar unos días de vacaciones. Con una situación geográfica privilegiada, ofrece distintas experiencias y lugares interesantes para visitar. Los vientos del Mediterráneo, como la tramontana, y sus llamativos acantilados han convertido a este rincón de la costa catalana en un lugar único que engancha. Sus calas de aguas turquesas, sus encantadoras poblaciones de pescadores y su deliciosa gastronomía (con el mejor pescado y marisco fresco de la zona) son otros motivos por los que no te la puedes perder.
Cualquier momento del año es bueno para conocer la Costa Brava, aunque si la visitas entre mayo y junio o de septiembre a octubre, podrás escapar del aluvión de gente que la visita (y con razón) durante los meses de verano. Dicho esto, ¿qué ver en la Costa Brava? Te lo contamos a continuación.
¿Qué actividades hacer en la Costa Brava?
Empecemos por las experiencias que puedes vivir en la Costa Brava, y que no son precisamente pocas. Entre las actividades para hacer en la Costa Brava destacan las siguientes. ¡Apunta!
- Visita a Cadaqués. Se considera uno de los mejores pueblos de la Costa Brava y, sin duda, tiene un encanto especial. El inconfundible Salvador Dalí dijo que era el pueblo “más bonito del mundo”, y no somos quiénes para llevarle la contraria. Conserva el espíritu de un pueblo de pescadores tradicional, gracias a lo bien mantenidas que están sus calles estrechas y sus casitas blancas. Su paseo marítimo, salpicado de barcas de madera de colores que también reposan sobre la arena de sus calas, es otro de sus atractivos turísticos. Para descubrir bien Cadaqués, te proponemos dar un paseo hasta Portlligat para visitar la casa museo de Dalí o que hagas una ruta a pie hasta el faro del cabo de Creus o el faro de Cala Nans.
- Visita a Calella de Palafrugell. Este pueblo marinero también está estupendamente conservado, y su centro histórico destaca por sus casas blancas, sus arcadas y sus calles estrechas. Puedes recorrer el pueblo tranquilamente y llegar andando (o en coche) hasta los preciosos jardines de Cap Roig. También puedes pasear por el sendero que te llevará a Llafranc o subir al atardecer al faro de Sant Sebastià.
- Submarinismo en la Costa Brava. Existen muchas zonas donde puedes practicar submarinismo en la Costa Brava, aunque una de las mejores está en la islas Medas. Declaradas Parque Natural Nacional Protegido, estas siete islas están situadas delante de la playa de L’Estartit y ofrecen un espectáculo increíble antes de sumergirse en sus limpias aguas. Hay empresas de submarinismo que te permitirán disfrutar de sus incomparables fondos de coral y su gran cantidad de peces, aunque también puedes alquilar un barco, practicar esnórquel o usar uno de los barcos con fondo de cristal para deleitarte con sus incomparables vistas.
- Paseo por los caminos de ronda. Otra de las actividades que puedes hacer en la Costa Brava es recorrer los caminos de ronda, que han pasado de ser el lugar desde el que se vigilaba el contrabando por mar hasta convertirse en uno de los grandes reclamos de la zona. Puedes pasear bordeando el mar y las calas, y conocer otros faros y pueblos encantadores de la zona.
- Experiencias en Empuriabrava. Conocida como la “Venecia catalana” por sus canales, además de conocer los alrededores de esta pintoresca población, puedes saltar en paracaídas, visitar un yacimiento arqueológico de más de dos mil años de antigüedad o ver flamencos en libertad en un parque natural.
- Senderismo en el Parque Natural de Cap de Creus. Un buen plan es hacer una ruta por este paraje erosionado por el agua y el fuerte viento. Sus calas escondidas, las formas caprichosas y redondeadas de las rocas, su escasa vegetación y sus caminos antiguos hacen que merezca la pena completar varios senderos y conocer el lugar.
- Visita a Tossa de Mar. Se considera uno de los pueblos más bonitos y que mejor conservan su casco antiguo. Presidido por un fotogénico castillo y una imponente muralla, mantiene todavía su atractivo medieval.
- Visita a Figueres. El lugar de nacimiento de Salvador Dalí cuenta con un rico patrimonio en el que destacan sus viejas murallas medievales y el castillo de Sant Ferran.
- Visita a Besalú. Te sugerimos que te alejes de la costa para visitar uno de los pueblos medievales mejor conservados de España. Paseando por sus calles sentirás la sensación de viajar al pasado. No puedes perderte su puente románico, una de sus señas de identidad.
Mejores calas de la Costa Brava
Bañarse en una de las calas cristalinas de la Costa Blanca es un planazo. Se han ido formando durante siglos por el mar y el viento entre los abruptos acantilados del litoral, y muchas de ellas están rodeadas de pinos y vegetación, todo un espectáculo para los sentidos. Estas son las mejores calas de la Costa Brava:
- Illa Roja (Begur). Se llama así por la roca de color rojizo que preside el lugar. Con fama de oasis en plena naturaleza, se caracteriza por aguas transparentes y azules, lo que la convierte en un paisaje idílico.
- Cala Estreta (Palamós). En un entorno absolutamente natural, esta playa de poco más de cien metros está dividida en dos por un saliente rocoso que se llama “la Roja”.
- Cala Rustella (Roses). Se considera una de las mejores playas de la Costa Brava, una cala virgen de belleza natural y paradisíaca a la que se accede a pie desde la carretera.
- Cala de Aiguablava (Begur). Resume de forma excelente la esencia de la Costa Brava, ya que mezcla un precioso entorno natural de arena fina y dorada con aguas cristalinas y poco profundas.
- Cala del Senyor Ramon (Santa Cristina de Aro). Una estupenda playa de aspecto salvaje con acantilados de hasta ochocientos metros y aguas cristalinas. Además, es nudista.
- Cala de Sa Tuna (Begur). Es una de las calas más conocidas. De perfil rocoso, llaman la atención sus aguas claras de color turquesa. Está rodeada de pinares.
- Playa de Garbet (Colera). En verano se convierte en una de las playas más concurridas por su ubicación dentro de la bahía del mismo nombre. Su morfología hace que sea perfecta para bañarse en sus calmadas aguas.
- Cala Pola (Tossa de Mar). Esta estupenda y animada cala se encuentra en pleno Camping Pola. Rodeada de pinares, bosques de alcornoques y vegetación, ¿quién da más?
Comida típica de la Costa Brava
La Costa Brava no solo es conocida por sus playas y calas: sus productos y gastronomía también son reconocidos mundialmente por su sabor y calidad. Con el marisco y el pescado a la cabeza, te contamos la comida típica de Costa Brava que tienes que probar:
- Anchoas de L’Escala. Son boquerones preparados en salazón que se pueden comer como aperitivo o utilizar como condimento en ensaladas. Reciben este nombre porque en la población de L’Escala (en el Alt Empordà) hay distintas empresas que se dedican a la conserva de este pescado. Para consumirlas hay que desespinarlas y lavarlas bajo el agua del grifo para eliminar el exceso de sal. Una vez tengamos los filetes, solo tendremos que aliñarlos con aceite de oliva y acompañarlos con un poco de pan.
- Gambas de Palamós. Estas gambas se han convertido en un producto de prestigio reconocido en todo el mundo. Aunque los crustáceos de estas características se han pescado tradicionalmente en todos los pueblos costeros y marineros de la Costa Brava, las gambas de Palamós y Calonge son absolutamente insuperables y destacan por encima de las demás. De color rojizo y con un sabor más dulce del que podemos encontrar en otros lugares, se suelen preparar a la plancha con un poco de sal, pimienta y aceite de oliva.
- Arroz de Pals. La gran calidad de este arroz se debe al clima del Empordà, que favorece una maduración más lenta, y a la confluencia de las aguas dulces del río Ter junto con el mar Mediterráneo. Sus variedades más conocidas son el bahía, el bomba, el carnaroli y el nembo. Es un arroz ideal para hacer a la cazuela.
- Erizos de mar (garoina). Este animal cubierto de pinchas esconde una carne jugosa y blanda con un potente sabor marino que no deja indiferente. La forma tradicional de ingerirlo es comerlo crudo aliñado con un poco de limón. También se pueden cocinar, aunque hay que limpiarlos muy bien porque pueden contener restos de arena del mar.
- Cebolla de Figueras. Es una variedad de cebolla que se puede reconocer por una capa externa de color morado y una forma un poco achatada. Muy apreciada por su sabor dulce y su textura blanda y a la vez crujiente, para prepararla se recomienda darle un golpe para chafarla y separar los trozos a mano. Se puede comer cruda en ensalada con un poquito de aceite, y también se puede asar.
- Butifarra dulce. Se elabora con carne magra cruda de cerdo, azúcar, piel de limón, sal y canela (el último ingrediente es opcional). Presenta un color rosado cuando está cruda y un color rosado grisáceo cuando se deja secar. Hay muchas formas de cocinarla: a la cazuela, a la sartén, en el horno, a la brasa… Se puede acompañar de tostadas de pan caramelizadas o de manzana.
- Requesón de trapo (recuit de drap). Es un tipo de queso fresco que se elabora con leche de oveja, de cabra o de ambas. Su color es blanco brillante y presenta una textura blanda y cremosa, y un sabor fresco y dulce. Se llama así porque durante su proceso de elaboración se envuelve con un trapo de celulosa para que repose. Normalmente se come como postre acompañado de miel o azúcar.
- Aceite del Empordà. Esta zona tiene una larga tradición en la elaboración de aceite y en el cultivo del olivo. El aceite de oliva de la denominación de origen protegida (DOP) Aceite de L’Empordà se elabora con olivas de variedades autóctonas de la zona como la agrudell, la corivell o la verdal. Tiene un aspecto claro, limpio y transparente y su gusto es sabroso, aromático y agradable al paladar. Por eso es perfecto para aliñar todo tipo de platos o acompañar una buena rebanada de pan.
- Vino del Empordà. La denominación de origen (DO) Empordà está formada por cuarenta bodegas con viñedos que se reparten entre el Alt y el Baix Empordà. Podemos encontrar vinos rosados, afrutados o frescos, aunque el más destacable es el vino de garnacha.
- Cremat. También conocido como “ron cremat”, es una bebida alcohólica con ron, café en grano, azúcar, piel de limón y canela que se sirve caliente. Aunque es difícil de encontrar, se consume más en Calella de Palafrugell, y especialmente durante el verano.