Consejos para pasar tiempo de calidad con tus hijos

Ahora que las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina, el mejor regalo que podemos hacerles a nuestros hijos es pasar tiempo de calidad con ellos.

Cuidado infantil

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Navidad, Año Nuevo y los Reyes son días llenos de magia, sobre todo, para los más pequeños y –¿por qué no?– también para los mayores. Nos remiten a nuestra propia infancia y nos hacen recordar momentos felices.


Quizás por esta razón, cualquier padre desea que estas fiestas sean inolvidables y se queden en el recuerdo de sus hijos del mismo modo que se le quedaron a él en su infancia. Pero, más allá de los regalos, lo que más suele quedarse en la memoria son los momentos vividos: reuniones familiares, juegos, anécdotas… Son ese tipo de cosas las que recordarán de mayores y las que debemos fomentar.

¿Por qué es importante pasar tiempo con nuestros hijos?

El tiempo no se vende ni se compra, solo nosotros tenemos el poder de ofrecerlo. Nuestra disposición y toma de conciencia es lo más importante para pasar tiempo de calidad con nuestros hijos. No basta con leer un libro en 2 minutos mientras se mira el móvil de reojo. Dedicarles tiempo es estar “aquí y ahora”, siendo plenamente conscientes de lo que hacemos y de cómo impactamos en su felicidad.


Para ello, debemos dejar de lado las prisas. Muchas veces las obligaciones del día a día hacen que nos olvidemos de los momentos más preciados, aquellos que, si no vivimos, nunca volverán. Y si la falta de tiempo es el problema, recuerda que tus hijos agradecerán más la calidad que la cantidad.


¿Cómo pasar tiempo de calidad con la familia?

En muchas ocasiones, nos damos cuenta del tiempo que no hemos pasado con nuestros hijos y nuestros seres queridos cuando ya es demasiado tarde. Dedicarle tiempo a la gente que quieres te hace sentir bien. Olvida el estrés y las preocupaciones por un momento y céntrate en estos consejos:

  • Empieza el día con tranquilidad. Despierta a los niños con cariño y verás como ya afrontas la jornada con otro humor.
  • En comidas y cenas, evita las distracciones. Aprovecha ese momento para hablar, para contar cómo ha ido el día, etc. La comunicación es clave. Los niños se sienten valorados cuando les escuchamos y ven que nos preocupamos por ellos.
  • Haz excursiones en familia: la naturaleza es un entorno perfecto para desconectar de la rutina diaria y conectar con las personas a las que más quieres.
  • Cuando estés con los niños, apaga el móvil y evita cualquier distracción. Absorben nuestra atención y no disfrutamos plenamente del momento presente.
  • Juega con ellos; así de simple. Juegos de mesa, pinturas, disfraces… ¡Lo que se te ocurra! Atrévete a ser niño otra vez.
  • Para dormir, invéntate un pequeño ritual. Acuéstate con tu hijo y cuéntale un cuento o una historia. Es un pequeño ratito de intimidad que reconforta y crea una conexión muy íntima entre padres e hijos. También puedes cantarle una canción, hacerle cosquillas o llenarle de besos. Serán momentos inolvidables para los dos.
  • ¡Besa, abraza y acaricia! Los niños necesitan el contacto físico, sobre todo cuando son pequeños. A través de los besos, abrazos y caricias les demuestras tu amor y cariño. De hecho, los beneficios de los abrazos son enormes y estimulan la producción de neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, que les harán sentirse relajados y potenciarán la confianza y la conexión emocional.
  • Mírales a los ojos cuando les hables. El contacto visual logra captar la atención de los niños y permite una conexión más personal.
  • Pídeles opinión en cosas cotidianas que afecten a la familia o a ellos mismos. Aunque sean pequeños y tengan poca experiencia, esto les hace sentir valorados y mejora su autoestima.
  • Celebra siempre sus logros, por pequeños que sean. Y no te olvides de poner en valor el esfuerzo realizado y animarles a seguir esforzándose. Es imprescindible para su desarrollo.
  • No te olvides de las reglas. Sí, aunque la idea es divertirse y compartir tiempo con ellos, hay ciertas normas y límites que deben cumplirse. Eso sí, recuerda siempre castigar el mal comportamiento, no al niño. Para ello hay que mostrarles siempre amor, pero evidenciando lo que no han hecho bien para que intenten no repetirlo.