Cuidado de la piel: consejos para una piel sana

El cuidado de la piel es imprescindible si quieres mantener una piel sana y radiante. Retrasa los signos de la edad y evita todo lo que pueda dañarla.

Salud y BELLEZA

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Con el paso de los años la piel pierde muchas de sus propiedades, sobre todo elasticidad, firmeza y humedad. Además, las manchas son otro factor que no debemos perder de vista, ya que, a medida que nuestra edad avanza, van a apareciendo más pigmentaciones a lo largo de la piel. La cuestión es: ¿podemos frenar o retrasar la aparición de estos signos de envejecimiento?

La respuesta es sí, y la clave es la prevención y el cuidado de nuestra piel. Son muchos los factores que intervienen en su envejecimiento: el tabaco, el estrés, los cambios bruscos de temperatura, la alimentación o la exposición solar, entre otros.

Además, la piel es el único órgano de nuestro cuerpo que necesita diferentes atenciones y cuidados dependiendo de la edad, la estación del año o la salud de cada persona. 

Según la Academia Española de Dermatología y Venereología, la infancia, la adolescencia, la madurez y la vejez son etapas de la vida que introducen cambios profundos en todos los ámbitos del ser humano, y la piel no es, por supuesto, una excepción:

  • La piel de un lactante, por ejemplo, puede ser hasta diez veces más sensible que la de un adulto, y hay que ser extremadamente cuidadoso con el manto protector.
  • La adolescencia tiene complicaciones dermatológicas específicas, como la aparición del acné.
  • En la madurez, la piel sufre agresiones incentivadas por la actividad laboral, como el estrés o la falta de sueño, sin contar con la influencia negativa de adicciones como el tabaco, el alcohol o las drogas.
  • Y, en la vejez, se sufre la depresión de las capas superficiales de la epidermis y se dejan de producir fibras, con la consiguiente pérdida de la tonicidad de la piel.

Qué cuidados debería tener nuestra piel

1. Limpieza. La limpieza es uno de los pasos más importantes para mantener un buen cuidado de la piel. A nivel facial no debemos descuidar la limpieza, que conviene realizar dos veces al día, por la mañana y por la noche, antes de aplicar el resto de tratamientos de hidratación. Si la piel no está limpia no podrá absorber los activos del resto de productos de hidratación y nutrición.  

2. Hidratación. Una piel deshidratada puede ser la causante de otras enfermedades cutáneas. Para que la piel esté sana y pueda realizar todas sus funciones es imprescindible que esté correctamente hidratada. No todas las zonas de nuestra piel tienen las mismas características, y por eso los productos deben adaptarse a la zona. 

3. Protección. Tan importante en verano como en invierno. Debemos protegernos de los rayos solares a diario con productos con un índice alto de protección, ya que, en España, a día de hoy, la incidencia del melanoma, que es el cáncer de piel con peor pronóstico, supera ya los 6.000 casos y su tendencia va al alza, acentuada por la pandemia, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología. 

4. Alimentación equilibrada. Llevar una rutina de alimentación equilibrada rica en frutas y verduras y beber mucha agua favorece que nuestra piel tenga un mejor aspecto.

5. Descanso y horas de sueño.

Los peores enemigos de una piel sana

  • El agua muy caliente: las altas temperaturas dañan la piel, y si tenemos la piel sensible producen más enrojecimiento.
  • El contacto con aguas duras: la cal del agua resulta irritante para las pieles sensibles, por eso es preferible limitar el tiempo de la ducha.
  • Los cosméticos con activos irritantes.
  • Los cambios bruscos de temperatura: pueden provocar irritaciones y otras reacciones, sobre todo si se tiene la piel sensible.
  • Los tóxicos como el tabaco y el alcohol: no son saludables en ningún caso.
  • El estrés, la ansiedad… Nuestra piel responde a nuestro estado anímico. 

Manchas de la piel

La mayor parte de las manchas de la piel se debe fundamentalmente al efecto del sol. Quedan fuera de esta lista las manchas de nacimiento, las pecas y los lunares.

  1. Lentigo: son manchas en tonos de color café. Se suelen encontrar en manos y escote y son la consecuencia de exponerse al sol de manera habitual y sin protección a lo largo de muchos años. Se distinguen porque su color permanece invariable a lo largo del año.
  2. Melasma y cloasma: son manchas oscuras que salen en la cara, sobre todo en frente o mejillas y también en el labio superior. Se oscurecen en las épocas más soleadas del año. Pueden surgir en cualquier momento, aunque hay más posibilidades durante el embarazo si se toman anticonceptivos o si se sufren desarreglos hormonales. También pueden surgir como consecuencia de algún tratamiento médico.
  3. Hiperpigmentación postinflamatoria (HPI): aparece generalmente como consecuencia de alguna enfermedad de la piel. La causa más habitual es el acné vulgar.