Islas Baleares: Las islas del Mediterráneo

¿Sabías que son 5 las Islas Baleares? Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera y ¡sí! Cabrera. Siempre se queda Cabrera en el tintero. Conocidas en todo el mundo por sus impresionantes playas, su clima privilegiado y un paisaje de impresión, son un auténtico hervidero en verano y una escapada perfecta (tranquila y más económica) para el entretiempo.

Viajar con gusto

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Y aunque las Baleares atrapan por la vista, convencen por el gusto. Sus apreciadas ensaimadas, dulces o saladas, la sobrasada, los arroces de pescado, las frituras, los quesos, el pan, los dulces tradicionales. Todo un mar de sabores.

Mallorca

Es imprescindible visitar algunas calas y playas que destacan por su fisonomía: Cala Sa Calobra, Cala Deià, Cala Tuent, Cala Mondragó, Cala des Moros, S’Almunia o la playa S’Amarador.  

Pero Mallorca no es sólo playa y no hay que dejar de visitar la Catedral de Palma, el Castell de Bellver y les Coves del Drach. Obligada ‘foto’ merecen Sóller, Andratx y Pollença Y, en la Sierra de Tramuntana, la romántica cartuja de Valldemossa.  


En estos rincones déjate seducir por el sabroso frito mallorquín, con base de verduras y carne, el siempre apetecible pa amb oli, pan de pagés con aceite y ‘toppings’ variados o el tumbet mallorquí.

Menorca

Más tranquila que su hermana mayor, Menorca ofrece playa, cultura y naturaleza. Sus calas más conocidas son Cala Turqueta y Cala Salada pero un recorrido más completo incluye Cala Pregonda y la la playa virgen del norte, Cavalleria.

Si buscamos opciones culturales de interés, las encontraremos en la Ciutadella, el Castell de Santa Àgueda, la Naveta des Tudons y la Cova des Coloms.

Menú imprescindible: queso de Mahón, caldereta de langosta en la playa de Fornells, y de postre pastissets, rellenos de cabello de ángel o mermelada de calabaza.


Ibiza 

Hay lugares realmente mágicos en Ibiza. Al margen de sus playas turquesas de arena blanca: Es Pou de Lleó, Cala Llenya, Llonga o Mastella; hablamos de rincones con un ambiente especial, “escenarios” de película, paisajes cargados de simbología. La puesta de sol en San Antoni, el mercado de Las Dalias, Dalt Vila o la cueva de Can Marçà son ejemplo de ello.

Y qué mejor que disfrutar de esta isla que con un dulce típico, el flaó. Un pastel de queso de cabra y oveja con hierbabuena y anís. El que lo prueba, repite.

Formentera

La pequeña Formentera es una de las islas más deseadas y es que todos sus caminos acaban en el mar. El fotografiado faro del Cap de Babaria, Ses Illetes, Cala Saona, el islote de Espalmador, el Caló de Sant Agustí y el Caló d’es Mort… Imposible no querer volver.

Mención especial merece la frígola, un licor dulce con base de tomillo que no falta en las mesas de la isla.

Cabrera

Es la isla más olvidada, pero su riqueza natural la convierte en un auténtico tesoro. El paisaje de Cabrera ofrece muchas posibilidades para actividades deportivas y lúdicas: observación de aves, safaris fotográficos, atardeceres de ensueño… Su principal punto de interés es la Cova Blava (solo accesible en barco). Los azules del atardecer que se crean en la gruta bien merecen el trayecto.

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