Plantar jengibre: el paso a paso

Plantar jengibre es más fácil de lo piensas. Ya sea en un huerto o en una maceta, con estos pasos podrás cultivar y aprovechar desde casa sus propiedades.

Los frescos

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El jengibre se utiliza en muchas recetas, y con razón, puesto que no son pocos los beneficios que atesora: sirve para el mareo y las náuseas, para el mal aliento y para la digestión; previene y trata problemas respiratorios o circulatorios, entre otros, y aporta un extra de energía. Procedente del sureste asiático, esta planta de la familia de las zingiberáceas (igual que la cúrcuma o el cardamomo) ha sido muy utilizada en la medicina tradicional, y ahora, por fin, es posible encontrarla en todas las partes del mundo. 


De tipos de jengibre hay diversos, aunque el más conocido (el que te puedes encontrar en prácticamente cualquier mercado o supermercado) es el amarillo. Su sabor y aroma (picante, con un toque cítrico) lo hace un producto muy especial, y permite acompañar numerosas elaboraciones y platos, desde las clásicas infusiones de jengibre hasta sopas, pasando por salteados o condimentos. El hecho de que existan muchas formas de emplearlo (fresco, seco, en polvo…) hace que no solo el mundo de la gastronomía se aproveche de todo su potencial: incluso en la cosmética es ya un viejo conocido presente en muchos productos. 


Teniendo en cuenta todas sus ventajas, es normal que quieras saber cómo plantar jengibre en casa. Y es que cultivar jengibre es muy sencillo, especialmente porque podemos hacerlo dentro de casa o, si queremos, en el exterior. Ambas opciones sirven para que nuestra planta de jengibre crezca fuerte y sana. Veamos, sin más dilación, cómo sembrar jengibre. 


Cómo plantar jengibre

Plantar jengibre en una maceta es terriblemente fácil. No requiere demasiado cuidados ni mucho sol directo, y solo necesita una temperatura más o menos constante. Además, es una planta visualmente muy decorativa (se asemeja al bambú). Pero, yendo ya al grano, ¿cómo cultivar jengibre? Todo comienza comprándolo, puesto que necesitaremos partir de sus raíces para poder reproducirlo. 


Lo primero que haremos será examinar dichas raíces (podremos arrancar con las manos las partes más arrugadas, pues de estas no brotará nada). Después, mojaremos las raíces bajo el grifo de agua de forma que queden bien empapadas, y las envolveremos en un trapo húmedo que introduciremos durante tres días en un sitio oscuro. Pasado ese tiempo, trasladaremos el jengibre a una bolsa de plástico, manteniendo en todo momento la humedad, y volveremos a dejarlo en la oscuridad otros dos o tres días. Después, cuando nos encontremos de nuevo con nuestras raíces de jengibre, veremos unas puntitas blancas (las yemas) de las cuales saldrá el tallo. En este punto, tocará plantar el jengibre en una maceta.



Para ello, lo más importante que tenemos que saber es que las raíces del jengibre se desarrollan de forma horizontal; esto es, que no resulta tan importante la profundidad como la superficie. Pensemos que, cuanto más grande sea el terreno en horizontal del que disponga la planta, más crecerá. Respecto a la tierra de nuestra maceta, se recomienda que contenga unas tres partes de tierra (a poder ser ecológica) y una parte de abono. 


Antes de dejar nuestro jengibre en la maceta, humedeceremos la superficie de la tierra con un pulverizador de agua. También humedeceremos un poco las raíces de jengibre y las colocaremos a continuación sobre la tierra. Solo tendremos que hundirlas un poco, sin enterrarlas por completo, y atendiendo a que las yemas no queden tapadas. Volveremos a regar o pulverizar la tierra situada alrededor de las raíces de jengibre. 


Regar será lo más importante después de este paso. Para ello, habrá que hacerlo de forma ligera y frecuente cada dos o tres días, y con cuidado de no mojar los rizomas. Pasados entre tres o cuatro meses, la planta empezará a crecer y podremos cosechar algunos trozos pequeños de las raíces para nuestro uso particular. 


Si quieres plantar jengibre en un huerto, tampoco tendrás ningún problema. Aunque es una planta que se puede conservar perfectamente en el interior de casa, también se puede cultivar fuera. El procedimiento será el mismo que hemos visto hasta ahora, con la diferencia de que podrás tener más espacio para plantar todo el jengibre que quieras. 


Dicho todo esto, solo quedará hacerte con unas raíces de jengibre y poner en práctica lo que te hemos contado.