Principales trastornos alimenticios
Preparar la comida en algunas casas puede convertirse en un auténtico encaje de bolillos. Existen dolencias, como las alergias, intolerancias alimentarias o enfermedades, que, lamentablemente, nos obligan a privarnos de comidas que nos gustan.
Salud y BELLEZA
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El aumento de las reacciones a los alimentos es una realidad hoy en día. La Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) estima que estas dolencias se han convertido en un problema de salud pública en auge, que afecta a más de dos millones de personas en España. Pero, lo realmente preocupante es la incidencia creciente en niños, que ha pasado en los últimos años del 4% al 7%.
Sin embargo, ‘se sospecha que, al menos, la mitad de las alergias alimentarias que la población cree padecer, en realidad no lo son’, advierte la doctora Pilar Cots, jefa del Servicio de Alergología en el Complejo Hospitalario Ruber-Juan Bravo de Madrid, en unas declaraciones para el diario El Confidencial publicadas el 22 de abril de 2018. Y es que no es lo mismo una alergia que una intolerancia.
¿Alergia o intolerancia?
En las alergias, ‘está implicado el sistema inmunológico de la persona’, explica la doctora Cots. Se producen nada más consumir un alimento, incluso, en cantidades muy pequeñas, y puede haber riesgo de anafilaxia (reacción alérgica generalizada, rápida y que puede llegar a ser mortal).
Las intolerancias, sin embargo, no están producidas por mecanismos inmunológicos y suelen ser causadas por ‘el déficit de enzimas para la adecuada digestión de un alimento o por sustancias químicas presentes de forma natural’.
La alta exposición actual a aditivos y contaminantes, presentes, particularmente, en los alimentos procesados, también es causa de intolerancias.
Según el informe 'Consumidor sensitivo', elaborado por Nielsen en 2016, uno de cada cuatro hogares en nuestro país tiene, al menos, un miembro que sufre algún tipo de alergia o intolerancia.
Existen dos compuestos que provocan la mayoría de las intolerancias, son la lactosa y el gluten. Aunque se puede llevar una dieta totalmente equilibrada evitando los productos que lo lleven, según el grado de intolerancia, se recomienda acudir siempre a un experto para que valore exactamente la dieta a seguir según el caso.
En España, el 42% de consumidores que evitan la lactosa en su dieta lo hace por elección propia (la consideran “dañina”, según el informe Nielsen).
Fobia
Se define fobia como aversión exagerada a alguien o a algo. Entre las fobias que tienen que ver con la alimentación destacan:
• Lacanofobia: miedo inexplicable a uno o varios vegetales. Sus causas pueden deberse a haber sido forzados de pequeños a comerlos y haber experimentado un trauma o, en otros casos, al hecho de haber visto insectos en alguna planta y sentir miedo a consumir bichos al comer vegetales, entre muchas otras.
• Micofobia: es el terror a consumir hongos o setas y envenenarse al hacerlo. Las personas que padecen esta fobia, también en función del grado en el que la padezcan, experimentan miedo a verlos o tocarlos.
• Ictiofobia: define como el miedo a los peces, pero en muchos casos no solo a ver o estar cerca de peces, sino también a los pescados.
• Fagofobia: se trata del miedo a tragar o a atragantarse, lo que deriva en ansiedad a la hora de enfrentarse al hecho de comer, beber o tomar medicación en pastillas, por ejemplo.
•Neofobia alimentaria: se define como fobia a probar alimentos nuevos y se presenta, principalmente, en niños entre dos y tres años de edad. Suele disminuir o desaparecer cuando el niño se va haciendo mayor. Sin embargo, hay casos en los que puede perdurar y mantenerse en la edad adulta.
•Cibofobia: miedo a los alimentos y a comer. Supone pavor a sufrir una intoxicación, una alergia alimentaria, a que los alimentos puedan estar pasados de fecha, etc.
Intoxicaciones
Las intoxicaciones alimentarias son aquellas causadas por ingerir alimentos contaminados por microorganismos patógenos. Estas intoxicaciones reciben el nombre técnico de toxiinfecciones alimentarias. Las personas afectadas presentan síntomas de estar enfermas y su malestar, generalmente, les impide desarrollar las actividades cotidianas a las que están acostumbradas. Las más comunes son: salmonela, listeria, botulismo, gastroenteritis o toxoplasmosis.
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