Un niño que lee será un adulto que piense

Consejos para fomentar la lectura entre los más pequeños

Cuidado infantil

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Familia Leyendo un libro


Según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2018, dado a conocer el pasado mes de enero, crece el número de lectores en España, hasta el 61,8%, si bien el 38,2% no lee nunca o casi nunca.

Con la indudable presencia de las nuevas tecnologías en la vida de los más pequeños, a lo que hay que sumar extraescolares y deberes, estamos aparcando, casi sin darnos cuenta, algo tan sencillo como leer un libro. De todos modos, el estudio también indica que crece el número de lectores de libros en soporte digital hasta el 23,2% (6% solo lee en formato digital y el 17,2% lee en ambos formatos). El lector digital es un lector más intensivo, lee una media de 13,2 libros al año, frente a los 11,2 del lector que sólo lee en papel.

Fomentar la lectura a cualquier edad siempre es sinónimo de enriquecimiento, pero hoy en día lo tenemos más complicado. No hay lugar en el mundo donde no veamos a un adulto con un dispositivo electrónico en la mano. Y como el ejemplo es un arma muy poderosa, estamos trasmitiendo, casi sin darnos cuenta, ese hábito en los niños. Por tanto, empezando por nuestra propia casa, deberíamos proponernos mitigar ese efecto en la medida de lo posible, recuperando a la vez el hábito de lectura y haciendo partícipes a nuestros hijos.

No hay un dominio más amplio de conocimiento que aquel que nos ofrecen los libros, porque leer nos ayuda a pensar y nos abre la mente. Cuando leemos, nos nutrimos de la imaginación y el razonamiento que los demás han plasmado en hojas en blanco y somos más receptores cuanto más nos abramos a ello.

La lectura temprana

Desde que los niños tienen tan solo unos meses, siendo aún bebés, tienen contacto directo con la lectura. Pueden ver fotos, señalar objetos en un libro y, en definitiva, asociar palabras con las ilustraciones que les definen. De este modo aprenden, casi sin darse cuenta, la importancia del lenguaje.

Desde ese primer momento, ya estamos estimulando la imaginación de los niños y la comprensión del mundo que les rodea, desarrollando, además, su lenguaje y capacidad de escucha.

Por ello es tan importante la lectura. Incluso cuando los niños aprenden a leer por sí mismos, es importante seguir leyéndoles en voz alta. Los niños necesitan el ejemplo de sus padres para poder sentir que la lectura no es una obligación sino un momento de descanso, tranquilidad y también de ocio.

Niña leyendo un libro

Los ‘superpoderes’ de los cuentos

- Desarrollan la memoria, la creatividad y la imaginación.
- Enriquecen su vocabulario.
- Les ayuda en la gestión de conflictos y a reconocer emociones.
- Desarrollan el pensamiento y la capacidad de análisis.
- Estrecha la relación con el adulto y mejora el vínculo padre-niño.
- Amplía su sensibilidad.
- Les ayuda a vencer sus propios temores.
- Facilita el proceso de simbolización.
- Desarrollan la capacidad de escucha y atención.
- Fomentan el hábito de la lectura.
Ayudan a los niños a entender mejor el mundo.
- Ayudan en una mejor ortografía
- Alejan del aburrimiento


Un niño que lee se irá convirtiendo, a medida que crezca, en un adulto con unas ideas propias y una mentalidad firme.

5 juegos para motivar a los niños a leer

1. Ponle voz a la historia: A los niños les encanta escenificar historias, por tanto, si en lugar de leer un libro tal cual jugamos con las voces y los sonidos, llamarás más su atención.

2. Haz teatro: a los niños les encanta imitar, así que aprovecha la ocasión y escenifica el cuento. Es un buen ejercicio para dejar volar su fantasía.

3. El cuento en dibujos: cuanto más mayor es el niño, menos ilustraciones hay en los libros. Anímalo a dibujar personajes a modo de cómic, incluso a inventarse personajes nuevos. Esto potencia su creatividad y el pensamiento lógico.

4. Cread un final nuevo: una buena forma de desarrollar la imaginación es cambiar el final de las historias. Esto implica más al niño en el cuento y le ayuda a reflexionar sobre lo que ha leído, aportando su propia personalidad.

5. Música para leer: podemos acompañar la lectura de canciones que le gusten al niño. Así, a medida que el niño escuche la canción, puede ir leyendo la letra y cantando. De este modo estimularemos su capacidad de concentración.