Beneficios de los niños en la naturaleza
Entre las prisas del día a día y el atractivo de la tecnología para los momentos de ocio a veces resulta complicado buscar un momento para acercar a los peques al mundo natural y reconectar con la esencia de lo que somos. Las vacaciones escolares y los fines de semana son ideales para conocer nuestra fauna y flora y aprender cómo es más allá de los libros.
Cuidado infantil
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Diversos estudios demuestran la importancia que el contacto con la naturaleza tiene en el aprendizaje y en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Pasar tiempo en relación con nuestro entorno proporciona bienestar y conciencia medioambiental, además de mejorar su capacidad de observación y exploración, la creatividad, la autodisciplina, las relaciones sociales, la empatía y el respeto.
Plantar semillas, ‘cazar’ insectos, chapotear, oler las flores, escuchar los pájaros, ver las estrellas… Todo ello es posible con la libertad de ensuciarse y disfrutar del juego espontáneo. La playa, el bosque, el campo o la montaña, son entornos fantásticos donde conectar con el mundo natural y disfrutar con los cinco sentidos.
Oído
Escuchar el silencio, el curso del agua, el canto de las distintas especies de pájaros, el propio sonido de la naturaleza (árboles, plantas, animales…). Es interesante hacerles cerrar los ojos y expresar sus sensaciones en contraste con los sonidos habituales de su día a día.
Olfato
Oler distintas plantas y tratar de diferenciarlas. Lo recomendable es empezar con las hierbas aromáticas con las que estén más familiarizados. Una buena actividad para aprovechar la ‘excursión’ a la naturaleza y llevarnos un ‘poquito’ a casa es hacer ambientadores para los armarios con estas plantas aromáticas.
Vista
Disfrutar del colorido de la naturaleza y comprobar cómo cambia en cada una de las estaciones, observar cómo responden los animales y las plantas al entorno (por ejemplo, los árboles inclinados por el sol, la reacción de las flores al sol o la lluvia, la ubicación de los nidos de los animales). Otra buena actividad es identificar formas geométricas en la naturaleza.
Gusto
Probar plantas comestibles, recoger frutos silvestres y diferenciarlos, buscar setas y luego prepararlas en casa… son actividades que ayudan a potenciar el gusto y ‘saborear’ nuestro entorno. Todo ello siempre supervisado por un adulto.
Tacto
Tocar las hojas, la corteza de los árboles, la tierra, la piedra, la arena… detenerse en la variedad de texturas que presentan. Con el sentido del tacto se pueden plantear diferentes manualidades para realizar en casa.