Consejos para hacer la compra en verano
Decálogo para evitar intoxicaciones alimentarias por las altas temperaturas.
Saber comprar
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Las intoxicaciones alimentarias se producen, lamentablemente, durante todo el año, pero son más frecuentes en los meses de verano, debido a las altas temperaturas, que favorecen el crecimiento de los microorganismos. Pero, también, porque es más fácil que se rompa la cadena de frío y por descuidos en las medidas de prevención e higiene.
Zona de peligro: alimentos que debemos vigilar
- Alimentos elaborados con huevo crudo, como la mayonesa, salsas y cremas. Si las compramos hechas, debemos consumirlas en poco tiempo. Si son caseras, es preferible desechar las sobras.
- Ensaladas con verduras crudas y otros ingredientes como pasta, queso y embutidos, deben prepararse en el momento de consumirlas, lavando bien las verduras crudas.
- Frutas y verduras deben conservarse en la nevera, en la zona menos fría (cajones).
- Marisco, en especial, los moluscos de concha.
- Pescado crudo o poco cocinado, como el boquerón en vinagre, que debe haber sido congelado varios días antes de su preparación, para evitar los anisakis.
- Carne cruda y repostería, que debe estar refrigerada o congelada.
- Los gazpachos, en especial, los caseros, deben conservarse siempre en la nevera.
- Helados, batidos, horchata y granizados porque son muy sensibles a las fluctuaciones de temperatura.
- El envase de los productos que compremos deben estar en perfectas condiciones, sin abollados ni abombados y vigilar las fechas de caducidad.
- Secuencia de compra: debemos adquirir primero los productos no perecederos, después los alimentos frescos y, por último, los congelados.
- No debemos meter en la misma bolsa alimentos y productos de droguería.
Riesgo de contaminación de alimentos, ‘reglas de oro’
Para evitar enfermedades o intoxicaciones alimentarias provocadas por una inadecuada manipulación y conservación de alimentos, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) nos da unas ‘reglas de oro’, una especie de decálogo para que disfrutemos del verano sin problemas:
1. Consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente.
2. Cocinar correctamente los alimentos, alcanzando como mínimo los 70ºC en el centro del producto.
3. Consumir los alimentos inmediatamente después de cocinados, para evitar la proliferación de gérmenes y nunca dejarlos a temperatura ambiente.
4. Los alimentos que no puedan ser consumidos inmediatamente o las sobras que se quieran guardar, deben mantenerse bajo la acción del calor, por encima de 60º C, o del frío, a 7º C como máximo.
5. Calentar suficientemente los alimentos cocinados. Es preferible mantener caliente hasta su consumo sopas, purés y guisos que, dejar enfríar y calentar de nuevo. Los alimentos que no lo permitan, como gazpachos y ensaladas, deben refrigerarse.
6. Evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados porque pueden contaminarse, a través de cuchillos, tablas o trapos. Se recomienda, usar papel de cocina.
7. Asegurar una correcta higiene de la persona que va a manipular los alimentos y una limpieza adecuada en todas las superficies de la cocina, así como de los recipientes para almacenar la comida.
8. Mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y animales de compañía.
9. Utilizar exclusivamente agua potable, tanto para beber como para cocinar.
10. No consumir alimentos perecederos que estén expuesto a temperatura ambiente. En bares, cafeterías, restaurantes, etc, todos los alimentos deben estar protegidos por vitrinas y conservados en condiciones sanitarias adecuadas.
Frutas y verduras de verano, bien limpias
En verano, nuestra cesta de la compra suele incluir más frutas y verduras que solemos consumir, habitualmente, en crudo, tipo ensalada. Por dicho motivo, hay que extremar las precauciones:
- Se deben lavar bien, bajo el chorro del grifo, aunque vayamos a pelarlas, para evitar que la contaminación pase del cuchillo al alimento.
- Debemos secarlas bien con papel de cocina.
- Si vamos a tomar la fruta o la verdura cruda y con piel, como lechuga, espinacas o pepino, debemos sumergirla durante, al menos, 10 minutos en agua con una cucharadita de postre de lejía (1,2 a 2 ml) por cada litro de agua y luego aclararlas bien con abundante agua. La lejía debe ser ‘apta para la desinfección de agua de bebida’.
En resumen, para garantizar la seguridad alimentaria, es fundamental:
- No romper la cadena del frío.
- Lavarse bien las manos.
- Conservar los alimentos refrigerados.
- Lavar y desinfectar la fruta y la verdura.
- Comprobar el envase de los productos que compremos, deben estar en perfectas condiciones, sin abollados ni abombados y vigilar las fechas de caducidad.
- Secuencia de compra: adquirir primero los productos no perecederos, después los alimentos frescos y, por último, los congelados.
- No meter en la misma bolsa alimentos y productos de droguería.