Cómo conservar la magia de la Navidad con niños

Descubre cómo conservar la magia de la Navidad junto a los niños. ¡Deja que la emoción de la Navidad contagie a los más pequeños!

Cuidado infantil

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El espíritu navideño

No hay nada más bonito que ver la ilusión en los ojos de un niño y, sin duda, uno de los momentos del año donde se hace más evidente es en Navidad, con la visita de Papá Noel y con la llegada de los Reyes Magos en enero. En esta época se crea un ambiente de alegría, ilusión, de compartir y regalar, que es mágico.

En eso consiste la ilusión: en creer en algo sin cuestionarlo, ni intentar comprenderlo, no porque nos estén engañando, sino porque nos sorprende y divierte, nos permite viajar con nuestra imaginación a lugares lejanos y nos libera de las tensiones del día a día.

Sin embargo, no debemos olvidar que el espíritu navideño es mucho más que hacer regalos a las personas que quieres. Es regalar y compartir algo que todos tenemos y cuyo valor es infinitamente mayor a cualquier regalo, porque no tiene precio: el tiempo y el amor compartido con la familia, los hijos, nietos, sobrinos… Compartir una mesa, hablar sin prisas, disfrutar de la simple compañía de los tuyos.



Cómo trasladar la ilusión navideña a los más pequeños

Las fiestas navideñas son una época para recuperar la calma, encontrar momentos para disfrutar en familia y conectar de nuevo. La Navidad nos aporta un marco perfecto para fortalecer el pensamiento mágico en los niños y, por qué no, conectarnos con el niño que un día fuimos.

Predicar con el ejemplo es muy efectivo para trasladar esa ilusión por la Navidad. Si tu hijo ve en casa que preparáis con ilusión los adornos navideños para decorar la casa y poner el árbol; que os gusta poner villancicos y canciones navideñas de diferentes cantantes o que decoráis la mesa con manteles, servilletas o detalles ad-hoc… será más fácil trasladarle esa magia.

El pensamiento mágico, que se da aproximadamente entre los dos y los siete años, hace que los más pequeños no sean capaces de diferenciar lo que sucede en la realidad y en su imaginación. Si ellos han imaginado algo, lo contarán como si fuese real. Ese pensamiento es el que hace que esta época se llene de magia ante la idea de que Papá Noel o los Reyes nos visiten por la noche.

A partir de los ocho años comienzan a razonar de un modo mucho más realista. Por eso, es normal que empiecen a hacer preguntas y a sospechar que algo no cuadra con su forma más madura de entender el mundo. Al mismo tiempo, surgen argumentos que desmienten sus propias incertidumbres porque, en el fondo, no queremos dejar de creer en la magia de la Navidad.

Seamos cómplices para que nuestros hijos disfruten, sigan confiando en que los sueños se pueden cumplir y ayudemos, con nuestra mano invisible, a que eso sea posible. Y cuando sean más mayores y su curiosidad y razonamiento les haga no conformarse con creer, sin más, invítales a que sean cómplices para mantener la ilusión de sus hermanos y otros miembros de la familia.

Planes con niños para vivir la magia de la Navidad

  • Asistir a los festivales escolares de Navidad de tus hijos: no hay nada más emocionante para ellos que ver a sus padres, abuelos, tíos, cuidadores… en estas representaciones, que suelen ensayar durante semanas.
  • Visitar belenes: en todas las ciudades y pueblos hay uno, algunos curiosos, innovadores, hechos con juguetes, con efectos luminosos y sonoros…
  • Contemplar las luces de Navidad y pasear con ellos.
  • Ir al cine para ver películas de Navidad o al teatro.
  • Hacer la carta con ellos siguiendo la Ley de los 4 regalos.
  • Ir a la casa de Papá Noel o a una jaima de los Reyes Magos a “enviar” la carta.