Potaje de vigilia: receta de potaje de garbanzos con bacalao
Durante la Cuaresma, los 40 días que hay entre Carnaval y Semana Santa, la tradición religiosa dicta la ‘prohibición’ de comer carne, una norma que se extiende también a todos los viernes del año. Y como el ‘ayuno’ agudiza el ingenio, la costumbre popular nos ha dejado recetas en las que el pescado es el protagonista. Este es el caso del potaje de garbanzos con bacalao y espinacas también conocido como potaje de vigilia o potaje de Cuaresma, que más que una penitencia es una bendición.
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Este potaje es un plato de cuchara, de ingredientes básicos, sencillo de preparar, que queda incluso mejor de un día para otro, admite congelación y además muy reconfortante en estas fechas en las que aún se deja sentir el invierno.
La importancia de la receta reside en el sofrito que es lo que distingue una triste mezcla de cosas del verdadero sabor de la tradición.
Receta de potaje de vigilia
Ingredientes
- 500 g de garbanzos secos (también pueden ser cocidos)
- 250 g de bacalao desalado (si prefieres el salado tendrás que desalarlo antes)
- 250 g de espinacas frescas (también puedes utilizarlas congeladas)
- 2 huevos cocidos
- 1 cebolla
- 3 dientes de ajo
- 1 rebanada de pan tostado
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 1 hoja de laurel
- Aceite de oliva
- Sal
Elaboración
1. Si utilizas garbanzos secos, ponlos a remojo la noche anterior.
Cuece los garbanzos en una cazuela con la hoja de laurel hasta que queden tiernos: unos 15 minutos, en una olla exprés y entre 1 hora y una hora y media, en una olla tradicional. Cuando estén listos, reserva.
2. Mientras se cuecen los garbanzos, sofríe en una sartén con dos cucharadas de aceite y un poco de sal la cebolla picada y un diente de ajo entero hasta que se doren. Después añade la cucharada de pimentón y reserva.
3. Blanquea las espinacas cociéndolas con abundante agua en una olla a fuego medio-alto con un poco de sal. Basta con 1 o 2 minutos por manojo para quitarles su amargor característico. Cuando estén listas, añádelas a la sartén del sofrito e intégralo todo.
4. Desmiga el bacalao para que quede en trozos de bocado y añádelo a la cazuela de los garbanzos junto al sofrito. Cocina a fuego bajo durante 5 minutos e integra todos los ingredientes.
5. Tuesta el pan y prepara un majado machacándolo en un mortero junto a los otros dos dientes de ajo, aceite de oliva y sal. Cuando tengas una pasta espesa añádela a la cazuela. Y ya tenemos listo nuestro potaje.
6. Rectifica de sal y revisa el caldo. Puedes añadirle agua si lo quieres más ligero o retirar unas cucharadas de garbanzos y añadirlos tras triturarlos si lo prefieres más espeso.
7. Sirve bien caliente colocando los huevos cocidos cortados en cuartos por encima.
Si los garbanzos no son lo tuyo puedes sustituirlos por otra legumbre, prueba con judía blanca o incluso, lentejas. Si las espinacas no te terminan de sentar bien, también se pueden reemplazar por otra hoja verde (acelgas, grelos, berzas…). Y si es el bacalao lo que prefieres evitar, puedes optar por otro pescado a tu gusto, por ejemplo, atún o caballa. Pero si el verdadero problema es el potaje en sí, siempre puedes combinar los ingredientes en otras recetas y crear tu potaje ‘deconstruido’.
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